Liderado por el comité de vela inclusiva de la RFEV, y el presidente del proyecto, Gabriel Barroso, la presentación contó con la asistencia de Joaquin Gonzalez Devesa, nuevo presidente de la RFEV y Catalina Darder, presidenta de la Federación Balear de Vela. También asistieron figuras relevantes del deporte tales como Juanjo Beltrán, técnico referente del Club de Vela Puerto Andratx, Violeta de Reino, tricampeona mundial y Arturo Montes, ambos representantes nacionales en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. El proyecto pone sobre la mesa el hecho de que la vela es un deporte plenamente inclusivo, en el que cualquier persona, independientemente de sus características, puede practicar, lo que incluye a las personas con discapacidad, sea cual sea el tipo o severidad de discapacidad. Esto es gracias a la variedad y universalidad de los diseños en las embarcaciones, como en vela ligera, algunos de cuyos modelos están reconocidos como clase internacional para competición. En crucero, barcos como el R30, abren un mundo de posibilidades para los regatistas con discapacidad, que pueden encontrar en él una plataforma ideal para participar en las principales competiciones de los circuitos de competición, hasta ahora inaccesibles para la mayor parte de las personas con discapacidad, dando un paso más en el deporte de la vela inclusiva. El barco ha de ser una unidad accesible, segura y con los requisitos necesarios para competir en regatas con sistema de medición ORC. A ellos se suma una tripulación que, a la condición de discapacidad, añada experiencia en práctica de la vela y en competición; adecuación al puesto asignado a bordo según nivel de movilidad, capacidad de toma de decisiones, etc; y compatibilidad con las condiciones de regata por duración de las pruebas, cambios de temperatura, etc. La unidad propuesta para llevar a cabo el proyecto «Mar abierto» es el R-30, de Comuzzi Yatchs. Con nueve metros y medio de eslora y transportable en remolque, esta embarcación está diseñada tanto para personas sin discapacidad como para personas con discapacidad, incluyendo usuarios de silla de ruedas, sin distinción. Tiene líneas elegantes y un sistema de manejo receptivo, ofreciendo una posición de mando cómoda. La estética general se caracteriza por la gran rueda de timón sin radios, y una plataforma móvil que permite adaptar la posición de la silla de ruedas a la escora del barco. El R-30 cuenta con una popa abierta que facilita el embarque de la tripulación y un plano de cubierta totalmente plano. La rueda de gobierno permite el paso a través de ella, por lo que algunas sillas pueden llegar hasta la zona de proa. Existen, además, anclajes para fijar las sillas de ruedas y los asientos de cubierta son desmontables para ampliar el espacio.