El presidente de Estados Unidos, Joe Biden , ha anunciado este lunes un plan para reformar de forma urgente el Tribunal Supremo , dominado por los conservadores, una medida polémica y difícil de llevar a cabo con la que busca dejar una huella en sus últimos seis meses en el poder . El demócrata ya anunció hace semanas su intención de proponer una serie de cambios en el Supremo, entre ellos limitar los mandatos de sus miembros , que tienen un cargo de carácter vitalicio. Así, un juez de este tribunal no es sustituido hasta su muerte, y la mayoría conservadora (seis frente a tres) se mantendría durante décadas. Desde la Casa Blanca explican que se plantearán mandatos de hasta 18 años y que se nombren nuevos jueces cada dos años. La posible victoria de Donald Trump en noviembre le daría la opción de sustituir a algún juez, en caso de que alguno de ellos fallezca, ampliando o reforzando dicha mayoría conservadora. Esto ocurrió durante su primera legislatura, en la que murieron tres magistrados. El republicano, además, eligió a otros tres no sólo cercanos a sus ideas, sino también bastante jóvenes , de forma que se mantendrán, a priori, durante más tiempo en el cargo (táctica similar a la seguida por Obama, que eligió a dos en sus ocho años en la Casa Blanca). Biden ha podido elegir a una durante su mandato: Ketanji Brown Jackson, de 54 años. Biden, que anunciará a lo largo de este lunes los detalles de este plan, pretende llevar a cabo en su etapa final como presidente también una enmienda constitucional para revertir el reciente fallo del Supremo que respalda las afirmaciones de inmunidad presidencial de Trump y también redactar un código ético «vinculante y ejecutable». En cualquier caso, estos planes tienen la dificultad de enfrentarse a un Congreso muy dividido, que difícilmente aprobará estas medidas previstas por el demócrata. «Esta nación fue fundada sobre un principio simple pero profundo: nadie está por encima de la ley. Ni el presidente de los Estados Unidos. Ni un juez de la Corte Suprema «, ha defendido Biden este lunes. «Lo que está sucediendo no es normal y socava la confianza de los ciudadanos en las decisiones del Supremo, incluidas aquellas que afectan las libertades personales. Ahora nos encontramos en una brecha», ha dicho. Esto último hace referencia al poder del tribunal para legislar sobre cuestiones tan divisivas y delicadas como el aborto , un debate que ha dividido a los estados republicanos y demócratas a lo largo de los últimos años, tras la anulación del fallo 'Roe contra Wade' de 1973 que permitía el aborto en el país. Al menos el 40% de los estados han promulgado prohibiciones totales o parciales de esta práctica desde entonces.