Una operación para rescatar a dos escaladores japoneses que desaparecieron en el K2, la segunda montaña más alta del planeta con 8.611 metros de altitud, fracasó este domingo a pesar de que los helicópteros del Ejército de Pakistán ubicaron los cuerpos de ambos montañeros, que «parecían inmóviles». Los rescatistas se vieron obligados a dar media vuelta debido a las inclemencias del tiempo. Los veteranos alpinistas Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima intentaban ascender la escarpada cara occidental, cuando sufrieron el sábado una caída desde «una altura de 7.500 metros», según explicó en un comunicado Karrar Haidri, Secretario del Club Alpino de Pakistán (ACP). «Se intentó un rescate con helicóptero, pero éste no pudo aterrizar», declaró Wali Ullah Falahi, subcomisario del distrito de Shigar, donde se encuentra el K2 . «Tras una inspección minuciosa, se vieron los cuerpos de los dos escaladores y se determinó que no había ningún movimiento. El helicóptero dio media vuelta», declaró a la AFP. Según Haidri, los cuerpos parecían inmóviles, aunque todavía no se les ha dado oficialmente por muertos. Los intentos de rescate son extremadamente arriesgados en el K2, incluso en la arista sureste, que es la ruta más común que toman los escaladores para llegar a la cima. La cara oeste es más vertical y expuesta, y sólo había sido escalada con éxito una vez por un equipo ruso en 2007. El ACP declaró que Hiraide y Nakajima habían ganado varios premios Piolets d'Or , descritos como «los Oscar de la escalada», por sus hazañas deportivas. Ambos «planificaron y entrenaron meticulosamente su expedición al K2, subrayando su dedicación a superar los límites del alpinismo de gran altitud», afirmó la ACP. Durante la temporada de escalada de este verano, otros tres alpinistas japoneses han muerto en Pakistán, todos ellos en la montaña Spantik, de 7.027 metros, también situada en la región de Gilgit Baltistán. Pakistán alberga cinco de las 14 montañas del mundo de más de 8.000 metros, entre ellas el K2, que se considera una ascensión más difícil que la del Everest, lo que le ha valido el apodo de «Montaña Salvaje».