126 años antes de que Ruiz Gijón tomara las gubias para tallar al Cachorro, el papa Pablo IV emite un decreto en el que prohíbe la iconografía del Cristo vivo , con sólo cuatro llagas, además de las representaciones de la Virgen parturienta. No ha llegado a nuestros días tal documento, pero sí el testimonio de su existencia a través del biógrafo papal Antonio Caracciolo. Era la primera vez que un papa intervenía para prohibir representaciones concretas. La historiadora italiana Vera Noto, que ha estudiado en profundidad esta iconografía, argumenta en su trabajo publicado por la Academia Raffaello que esta medida del pontífice Carafa está relacionada con el dibujo que Miguel Ángel crea entre 1538 y 1541 para su amiga...
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