Un ejemplar de cachalote murió este viernes en aguas del Estrecho como consecuencia de una colisión con una embarcación de gran tonelaje. Así lo aseguran desde la organización sobre Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (Circe) que lleva una monitorización continuada de la fauna marina en la zona, especialmente de esta especie que, si bien no se encuentra en peligro de extinción, está considerada como vulnerable . Y es que la población total de cachalote mediterráneo se limita a unos 1.000 ejemplares, dada la merma «sufrida a lo largo del siglo XX por la caza ballenera, principalmente en Algeciras , Getares y Benzú », y su tipo de reproducción lenta y de corto período. En torno a las 18:00 horas, miembros de la institución encontraron al animal con las vísceras fuera del cuerpo pero aún con vida justo en la línea de tráfico. En los últimos 20 días se le había avistado en perfectas condiciones de salud y alimentándose con normalidad. Hay que tener en cuenta que presentaba unas cicatrices en el lomo que permitían reconocerle con facilidad. Desde Circe ponen el acento en las consecuencias negativas del intenso tráfico marítimo en el Estrecho de Gibraltar, que a menudo compromete la integridad de los cetáceos. Sin ir más lejos, se han contabilizado al menos cinco muertes de cachalotes en los últimos años debido al impacto con grandes buques. El coordinador de Circe, Renaud de Stephanis , explica que la cifra «representa aproximadamente el 5% de los cachalotes observados en esta región, y es por tanto una cantidad significativa para la especie». Aunque a los distintos ejemplares se les categoriza con una mezcla de letras y números, también se les sitúa por nombres de pila humanos. Al que acaba de perder la vida, PM-GIB-88 , se le apodaba 'Julio' y constaba entre los archivos de Circe desde hace diez años. La presencia habitual en esta zona se debe a sus conductas de alimentación. Los cachalotes habitan por todo el mar Mediterráneo , pero un diez por ciento migra a este punto desde el otoño al final de la primavera por la concentración de cefalópodos . En verano «se dirigen a las Islas Baleares, donde se reproducen», explican desde Circe.