Hablar de whisky no es sólo hacerlo de escoceses, ingleses o americanos. También es hacerlo de españoles y ahí, «del segoviano» emerge con nombre propio. Porque hace ya 65 años que DYC se coló en el mercado de la mano del proyecto del empresario Nicomedes García , que se empeñó en poner en marcha la primera destilería de este espirituoso en España. Y más de medio siglo después, y desde hace diez bajo Suntory Holdings, ahí sigue, pero creciendo. En ese mismo lugar elegido por su emplazamiento especial que impregna cada botella. Aunque en este tiempo ha cambiado de manos, lo tienen claro. ¿Se imaginan en otro lugar? «No». Es la contundente respuesta de José Carlos Porta, director general de la destilería. «Las raíces de nuestro whisky DYC estén aquí, en Palazuelos de Eresma, donde destilamos algo más de un producto». Y es que, enclavados en el valle que surca el río Eresma, ese agua que llega desde el Parque Natural Sierra de Guadarrama «es al alma» del producto, recalca, pues es líquido cuya «calidad lo hace ser un lugar ideal para la producción». Y es que clima y altitud -están a 1.036 metros sobre el nivel del mar- también «influyen directamente en la transmisión de matices de la madera de las barricas, al líquido, durante el proceso de envejecimiento». «El orgullo de poder concentrar en una botella tanta historia, tanta pasión e inmejorable materia prima nos mantiene unidos a Segovia», subraya. Y no sólo porque de aquí 'beben', sino porque en tierra de 'grano', cada año adquieren unas 30.000 toneladas de cereal procedentes de Castilla y León. Además, subraya el directo de la destilería, en su afán por la «reutilización y el reciclaje», una vez usado el almidón -lo único que emplean de los cereales- el resto se reutiliza como alimento para animales, a la vez que los lodos que se generan en la planta de reciclaje se emplea para compost que vuelven a las tierras de cultivo. Y es que no sólo utilizan el agua, «que para nosotros es más que un recurso», recalca Porta: «Es nuestra materia primera» y «alma de nuestros productos». Así que devuelven al Eresma «en las mismas condiciones a las de su captación» el agua que toman del río «tras depurarse» en sus planta de tratamiento. «Reciclamos el 97 por ciento de agua usada en el proceso de producción y hemos reducido el consumo de agua en más de un 25 por ciento en los últimos años», apunta el director de la destilería. «Crecer de manera responsable y sostenible, salvaguardando los recursos que empleamos en favor de generaciones futuras» figura, de hecho, en la cabecera de los retos de la marca, que también engloba nombres tan icónicos y conocidos como Larios y Anís Castellana, con raíz segoviana. Y también tienen claro bajo la premisa del consumo «moderado y responsable». Esa vinculación con la tierra, destaca, también con el empleo, siendo «motivo de orgullo crear» puestos de trabajo. En Segovia, entre la destilería en Palazuelos de Eresma y la embotelladora, también en la provincia de Segovia, más de 600.