Santiago de Zebedeo , conocido como Santiago el Mayor, es el patrón de numerosos pueblos y ciudades en todo el mundo, pero ante todo es popular por ser el patrón de Galicia y de España . Según distintas tradiciones orales, Santiago –uno de los apóstoles de Jesucristo– desembarcó en la Bética Romana, siguió caminando por la vía romana que unía la Itálica con Mérida hacia Coimbra y Braga y terminó en Iria-Flavia, Padrón, en Galicia. Tras un largo periplo por la Península Ibérica, Santiago regresó a Jerusalén y en el año 44 fue decapitado con una espada . No obstante, sus discípulos recogieron su cadáver y lo embarcaron con dirección a la Hispania Romana. Según esta misma tradición, la nave desembarcó en la costa marítima gallega, donde fue trasladado al lugar donde se halla la catedral compostelana en la actualidad. No vano, resulta imposible demostrar a nivel histórico el apóstol viajara realmente a la Península. «Pese a todos los esfuerzos de la erudición de ayer y de hoy, no es posible, sin embargo, alegar en favor de la presencia de Santiago en España y de su traslado a ella, una sola noticia remota, clara y autorizada», explica Sánchez Albornoz en su obra «En los albores del culto jacobeo». Con todo, el relato quedó enraizado en la tradición ibérica y en el año 1630, siendo dicho monarca Felipe IV, el papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apóstol Santiago, el Mayor, fuera considerado solo y único Patrón de la Nación Española . «Dios hizo a Santiago, Patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada», afirmó en una ocasión Francisco de Quevedo . Santiago ha derivado en numerosos nombres muy comunes en España, en especial en Galicia: Jacobo, Jacob, Yago, Iago, Jaime, Tiago, Santiago o Diego . En el caso del nombre de Diego, todo hace pensar que es la incorrecta separación del nombre Santiago: San Tiago. Sin embargo, todos son variantes en español del nombre hebreo Ya'akov, que significa, según la etimología popular contenida en la Biblia, «sostenido por el talón». En la tradición militar de España, el grito de guerra «¡Santiago y cierra, España!» ha sido utilizado por los soldados desde la Reconquista hasta la época moderna antes de cada carga en ofensiva. El significado de la frase es, por una parte, invocar al apóstol Santiago, que según la leyenda se apareció durante la batalla de Clavijo (844) para combatir junto a los cristianos, y por otro, la orden militar cierra, que en términos militares significa trabar combate, embestir o acometer. Al grito de «Santiago y ¡cierra, España!», Hernán Cortés se abrió paso en la batalla de Otumba (1520) junto a cinco jinetes (Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Rodrigo de Sandoval y Juan de Salamanca) en dirección al jefe militar azteca. Según una leyenda que surgió poco después de la batalla, el Apóstol Santiago, patrón de España, también secundó a caballo la carga casi suicida contra miles de guerreros aztecas, como se cuenta que había hecho en varias contiendas contra los musulmanes en la Península Ibérica.