Las piscinas naturales se han convertido en la gran alternativa para aquellos que no pueden escaparse a la playa o que, simplemente, prefieren la montaña y el interior a la costa. A menos de dos horas de Madrid , en la provincia de Ávila, hay numerosas opciones para refrescarse estas semanas en las que los termómetros no paran de subir. De entre todas ellas una destaca por encima del resto y no por la naturaleza que la rodea, que también, sino por estar ubicada junto a un puente del siglo XVI. Al norte del Macizo Oriental de Gredos espera Navaluenga , una localidad que ha estado habitada desde la época prerromana, principalmente por grupos seminómadas ganaderos. Uno de los principales atractivos de este destino que cobra aún mayor importancia en verano es su puente Viejo , pues es posible darse un baño en las piscinas que forma el río Alberche –afluente del Tajo– bajo sus arcos. Este puente fue construido en el siglo XVI gracias a las aportaciones que hicieron los pueblos que formaron parte del Concejo de Burgohondo y al propio Ayuntamiento. El objetivo era facilitar el paso del ganado entre las dos orillas del río en su camino hacia los pastos de la Sierra. Se levantó con sillares de granito unidos con argamasa en un estilo con tintes renacentistas rememorando la vieja escuela romana. Presenta cuatro arcos de medio punto con diferentes tamaños y sus tajamares, que están edificados contracorriente en los apoyos intermedios para disminuir el impacto de la fuerza del río en la base del puente, forman dos balcones de espera que facilitan el paso en ambas direcciones. Es en esos dos balcones donde se instalaba el cobrador de impuestos, llamado Portazgo, para recaudar la cantidad estipulada a aquellos que cruzaban junto a sus animales. Posteriormente, se prohibió el paso de carruajes y vehículos y acabó destinado a peatones, lo que lo convirtió, además, en un mirador de excepción. El puente presenta algunos elementos a tener en cuenta, como 16 cruces de distintos tamaños y tipos que, ubicadas sobre los petriles, tenían un carácter protector y varias cazoletas que, situadas en las cruces, eran utilizadas para depositar velas que permanecían encendidas durante la noche para guiar a quienes lo atravesaban. Aquellos que opten por acercarse hasta Navaluenga pueden optar por completar la jornada recorriendo sus calles para descubrir otros de sus atractivos como son: l a iglesia de Nuestra Señora de los Villares (construida entre los siglos XIII y XIV) que guarda en su interior una pila bautismal románica y en cuyo jardín se encuentra una cruz procedente de Cerrillo de San Marcos con inscripción en estilo gótico, el potro de herrar , construcción tradicional de zonas ganaderas que ha sido restaurado por el Ayuntamiento recientemente, y la ermita de San Isidro , levantada junto al puente y reconstruida por los agricultores de la localidad en torno a 1940 sobre los restos de la antigua ermita de la Purísima Concepción. Así mismo, en plena sierra se ubica la ermita de la Virgen del Espino, templo que se eleva a 1.800 metros de altitud y la que cada año en el mes de mayo llegan sus vecinos en romería. También está el yacimiento arqueológico altomedieval de Fuenteávila , una necrópolis que data de los siglos XI y XII y que está formada por al menos 15 sepulcros excavados en los lanchares graníticos que se distribuyen por 7 conjuntos de enterramiento muy próximos entre sí.