El colapso vivido el lunes en la estación madrileña de Chamartín por la avería de dos trenes que causaron graves retrasos en más de una treintena de viajes, pone sobreaviso a Renfe y Adif ante lo que se espera como otro verano récord de movilidad en los servicios de alta velocidad y larga distancia por el añadido del programa Verano Joven. Las aglomeraciones vividas en la recién ampliada estación madrileña obligan a ambas entidades a adoptar planes de contingencia para protegerse ante nuevas réplicas en convoyes e infraestructura, que han dejado de ser extrañas tras el espectacular aumento del tráfico ferroviario que ha provocado la liberalización de las principales líneas AVE . El objetivo ahora es que no se vuelvan a reproducir las imágenes de pasajeros agolpados en la estación, como también viene siendo recurrente en los últimos tiempos en los Cercanías de Madrid. En el caso de Adif, el gestor de las infraestructuras ferroviarias asegura que tiene ya activo un dispositivo de actuación que va en línea con el ejecutado en Chamartín el lunes, por el que detallan que se regularon los accesos a la zona de embarque para evitar aglomeraciones o se dobló el turno del personal de la estación para atender a los pasajeros. Según explican a este periódico desde la empresa dependiente del Ministerio de Transportes, el plan de contigencia diseñado para estos casos prevé el refuerzo de supervisores y personal interno así como externos para cubrir la demanda de todos los servicios en las estaciones; la apertura de estaciones durante el horario nocturno o la comunicación con asociaciones de taxis cuando se incremente la afluencia de viajeros para solicitar refuerzos y asegurar la disponibilidad de los viajeros». En lo que concierne a Renfe, el operador asegura que activó la semana pasada un protocolo de emergencia dirigido a las previsiones de ola de calor por el que se han destinado material y recursos humanos en puntos estratégicos para los que además se ha incrementado el personal; se ha aumentado el suministro de botellas de agua en trenes y se ha organizado un plan de bloqueo de plazas para reubicar a los posibles viajeros afectados. También se ha reforzado la asistencia técnica en las estaciones de más afluencia. Ambos entes dan este paso ahora, cuando son acaecimientos que se han repetido en distintas ocasiones durante el último año, aunque ni Renfe ni Adif ofrecen datos globales de incidencias en las líneas de alta velocidad y larga distancia. El último dato ofrecido por el gestor data de octubre del año pasado y cifraba el número de percances en 0,05 por cada 1.000 kilómetros recorridos, lo que aseguraba que suponía incluso una disminución respecto. El caso es que, ahora, cada vez que ocurre un altercado, el número de trenes y pasajeros afectados es bastante más elevado que entonces, debido al aumento de capacidad tras la entrada de los operadores Ouigo e Iryo en las principales líneas de alta velocidad como la Madrid-Cataluña, la Madrid-Andalucía o la Madrid-Levante, corredor que se vio más afectado el lunes por el incidente. En todo caso, todas estas líneas han sufrido algún percance en el último año que ha provocado retrasos y cancelaciones y ha llevado al caos a las principales estaciones del país. Desde Adif defienden que en el último año se han destinado 974,3 millones de euros (precio sin IVA) al mantenimiento de líneas convencionales y de alta velocidad, un 8,7% más que en 2022. Según desgranan, a la red convencional (cercanías y mercancías), se aportó el récord histórico de 600,6 millones de euros, un 13,2% más que en 2022, mientras que la inversión en alta velocidad se elevó a 373,7 millones de euros. Y la incidencia del lunes no fue baladí, tras poner en duros aprietos durante toda la tarde la actividad en la que aspira a ser la estación de AVE de España por la que más pasajeros transitan de forma diaria. Los presidentes de Renfe y Adif, Raül Blanco y Ángel Contreras, se vieron obligados ayer a dar explicaciones sobre el suceso. En una rueda de prensa convocada con ese motivo, ambos responsables defendieron que el incidente tan solo se cobró la supresión de un tren que cubría el trayecto Madrid-Alicante, pero cuyos pasajeros fueron incorporados más tarde a un convoy de doble composición. Asimismo, dijeron que todos los trenes llegaron a destino, aunque con un retraso medio de 50 minutos. El suceso afectó a 39 trenes de larga distancia y alta velocidad y 7 trenes de media distancia.