España cerró su preparación para los inminentes Juegos Olímpicos (debut contra Australia el sábado) con matrícula de honor. Vencieron los pupilos de Scariolo con contundencia a una invisible Puerto Rico, que pareció guardarse sus mejores cartas para la cita en París, pues los españoles solo tuvieron que limitarse a mover el balón y a disparar desde la línea de tres puntos. Abrines, Aldama y Juancho estuvieron especialmente inspirados, pero fue Rudy Fernández el protagonista de la noche. El WiZink Center de Madrid se rindió por última vez al astro balear, que disputó su último partido en España antes de su retirada. París 2024 será su última misión como jugador profesional, y la despedida de la grada fue de época. Sufrió desde el inicio España el talento de José Alvarado , especialista defensivo en la NBA, de los jugadores más asfixiantes del mundo pese a sus 183 centímetros de altura, y que fue autor de dos triples en las primeras posesiones del duelo. Demostraba Puerto Rico por qué es una de las 12 selecciones que acudirá a los Juegos de París, baloncesto eléctrico, móvil, incisivo. Le costaba a España igualar el ritmo de sus rivales y solo los aciertos de Llull y Abrines desde la línea de tres le daban un poco de desahogo. Saltó Rudy a pista y el WiZink le homenajeó por última vez, pues el legendario alero jamás volverá a jugar un partido oficial en nuestro país, confirmada su retirada una vez acabe su participación en París 2024. Aldama y Garuba , un poco a trompicones, dieron la primer ventaja de la tarde a la selección, que veía como las rotaciones le sentaban mucho mejor que a los caribeños. Le sentaba bien la larga distancia a los locales y dos nuevos aciertos de Juancho Hernangómez hundieron a los puertorriqueños. España comenzaba a desplegar las alas. Rudy anotó un espectacular triple para cerrar el primer cuarto, desde el medio del campo y sobre la bocina. La fiesta era total pese a que aún quedaba tres periodos. El balear fue engullido por un millar de brazos, todos querían tocar al mito, llevarse un recuerdo del histórico jugador que, tras una trayectoria espectacular, decía adiós a las gradas que tantas veces corearon su nombre, las del WiZink Center . Las emociones desataron la mejor versión del combinado nacional, su ventaja no hacía más que aumentar. Se deshacía la defensa visitante, destrozados los caribeños incluso antes del descanso por la circulación y los esfuerzos españoles. Cuando sonó la bocina que marcaba el intermedio, la selección ya vencía por 22. Y no aflojó ni lo más mínimo. Continuó martilleando desde la línea de tres, no hacían faltas las genialidades de sus astros pues las combinaciones eren muy efectivas y la defensa rival, muy deficiente. El festival duró hasta que el árbitro dictaminó el final. Buena dosis de confianza antes del duelo ante Australia el sábado, un durísimo rival con el que compartir el debut en los Juegos Olímpicos de París.