1.- No usar coches ni autobuses: hay temibles restricciones. Lo de ir y venir en coche, será sencillamente «suicida». Cruzar el Sena será una pesadilla si no se tienen no sé cuántos salvoconductos, conseguidos semanas antes. Lo de tomar autobuses, ni pensarlo: los trayectos han cambiado y tampoco lo tienen fácil para cruzar el Sena. Queda el metro: indispensable comprar un plano con las indicaciones básicas de estaciones cerradas por razones deportivas. 2.- Ojo al terrorismo, 870.000 investigaciones. Según Gérald Darmanin , ministro del interior dimitido (pero en funciones mientras no se negocie un gobierno más o menos estable), los servicios de seguridad del Estado realizaron 870.000 investigaciones el último trimestre… Del estudio de fichas de criminales potenciales se pasó a la detención de una docena de sospechosos que proyectaban acciones criminales. La canícula también calienta los casos de posibles terroristas. 3.- Putin muy presente . Los servicios de seguridad advirtieron de las operaciones de intoxicación de personajes, organizaciones y grupúsculos próximos a Putin , que pudiera estar interesado en difundir informaciones con carácter «venenoso», para intentar perturbar un acontecimiento mundial. Móviles, redes sociales o páginas web corren el riesgo de ser atacadas o servir de plataformas de difusión de miserias y mentiras. 4.- Cuidado con la cartera. En la historia policial de los veranos parisinos, julio es el más negro de los meses… Desde hace varias semanas, rateros y ladrones han multiplicado sus acciones, desvalijando pisos desocupados. La Prefectura de París pide prudencia a los turistas. Colas, metro, espacios deportivos y monumentos están calificados de zonas a riesgo. El que avisa no es traidor. 5.- Mascarillas y botiquín. A última hora, el Ministerio de Sanidad ha lanzado la advertencia de riesgos de coronavirus… No se temen tragedias particulares, pero se insiste en el riesgo y la prudencia. Las farmacias parisinas funcionan bien, hay muchas. Pero, desde finales de mayo, son víctimas de retrasos en los abastecimientos. Con lo cual, un paquete de mascarillas no ocupará mucho y puede ser muy útil. La aspirina con vitamina C, también. 6.- Judíos, precaución. Desde el 7 de octubre del año pasado, Francia es víctima de ataques de antisemitismo , de extrema derecha y de extrema izquierda. Muchos judíos han decidido huir de Francia. Por los barrios judíos de París, comenzando por el Pletzl, en el Marais, circulan a toda hora patrullas de militares armados. Las autoridades religiosas han aconsejado prudencia. En la historia del olimpismo la matanza de Munich, en 1972, tiene un puesto trágico. 7.- No vestir «bien» Si pensaba desembarcar en París bien vestido, como una señora,… olvídelo. Entre la canícula y las multitudes, el vagabundeo solo será soportable con zapatillas sencillas, deportivas, en el mejor de los casos. Pantalones ligeros, cortos, de preferencia; faldas, vestidos, blusas, y camisas de poner y quitar tras un baño de humanidad inevitable, si no prefiere buscar refugio lejos de los tumultos deportivos, con colas y achuchones. 8.- Traer abanicos y paraguas. Francia tiene por descubrir el aire acondicionado. Caminar bajo la canícula, sin poder encontrar refugio en un bareto con aire puede ser muy malo para la salud y para el humor, en solitario, en pareja y no digamos en familia. El abanico castizo puede ser francamente útil. Muchos turistas japoneses, precavidos, llegan a París con paraguas: una garantía contra la solanera, muy útil en caso de tormentas, que todo está previsto y es de temer. 9.- Traiga casco si piensa visitar Notre Dame y la Torre Eiffel. Ya en París, quizá sea inevitable visitar la catedral de Notre Dame , una de las matrices de la civilización occidental: en obras, con patrullas de soldados en armas vigilando. El casco de motero (a) puede ser muy útil en algunas partes del trayecto turístico. En las inmediaciones kilométricas de la Torre Eiffel, el panorama es muy semejante, coloreado con interminables hileras de inmigrantes africanos vendiendo torres en miniatura. 10.- Entre la gioconda y el champagne, el champagne. Visita o menos indispensable para sobrevivir culturalmente, el Museo del Louvre , antigua residencia real, uno de los grandes museos nacionales e internacionales. Si el virus de la cultureta ataca, el sufrido visitante tendrá que hacer cola y requetecola para poder fotografiarse ante la Gioconda u otras genialidades. Si el virus cultureto no ataca en exceso, el Louvre tiene otros encantos. Media docena de bares y restaurantes, donde se pueden degustar cosas ricas, al precio fuerte. ¿Qué escoger entre la Gioconda y el champagne? Mi consejo sería el champagne.