Rafael Nadal volvía a una final 777 días después, en el ATP 250 de Bastad. Una alegría que se había ganado a pulso, corazón y pulmones en esta semana de grandes esfuerzos. Y los acusó en el día de la lucha por el título. Sin saque ni chispa en los desplazamientos, se vio enredado en demasiados errores que lo llevaron a inclinarse ante Nuno Borges , 27 años y 51 del mundo, que consigue por méritos propios y deméritos ajenos el primer título de su carrera. Como en los partidos anteriores, a Nadal le costó sacar adelante su servicio. Apenas un 52 % de primeros en el primer set en el que se dejó cuatro turnos de saque. Fue un inicio complejo, pues Borges sufrió los nervios de una primera final de torneo ATP y los breaks se sucedieron uno tras otro. Ninguno consiguió mantenerse fuerte con ese primer golpe, pero los errores se sucedieron en la raqueta el español, lo que permitió impulsarse al portugués para aferrar ese primer set lleno de trompicones. No encontraba el tempo ni las sensaciones. Cansado después de cuatro horas ante Navone y dos horas y cuarto más ante Ajdukovic pesaron en la ejecución de las ideas y los golpes. No hubo espacio ni para demasiados puños al aire, falto de energía y enzarzado en malas posiciones para combatir la velocidad de pelota del rival. Tampoco encontró los golpes definitivos cuando podía mascar el punto. Ahí estaba Borges, más entero de piernas y de cabeza en un segundo set en el que comenzó a creer que sí, que podía ganar su primer título ATP y ante todo un Nadal. Era su primera final, por la 131 del español, pero no le pesó nada en la mano. Encontró la derecha, el revés y a un balear con falta de fuerzas y de movilidad. "Felicidades a Nuno, has jugado muy bien en esta semana y eres el que más lo ha merecido. Disfruta de este momento que es muy especial. He estado disfrutando este lugar esta semana; con buenos y malos momentos, partidos muy largos, y hoy no ha sido mi mejor día, pero hay que aplaudir y darle el mérito a Nuno", comentó Nadal con el trofeo de finalista. "Especialmente en los días bajos de estos dos últimos años, mi familia y mi equipo han estado ahí. No sé si volveré el año que viene, probablemente no, pero lo he disfrutado mucho", agradecía el balear. Aunque este Nadal estuviera lejos de ser el Nadal que había sido esta semana en cuanto a espíritu competitivo. El tenis está bien, pero todavía falta para poder encadenar la carga competitiva que lo elevó a los altares de leyenda. Desde Wimbledon 2022 no había encadenado cuatro victorias y se notó. Pero es Nadal, con todo lo que ya tiene, y mirando con hambre a París 2024.
