El hígado es un órgano esencial del cuerpo humano encargado de diversas funciones críticas, como la secreción de bilis , necesaria para la digestión de las grasas, el almacenamiento de energía y la eliminación de toxinas , transformando sustancias potencialmente dañinas en compuestos inofensivos. Sin embargo, una mala alimentación y el consumo excesivo de alcohol pueden deteriorarlo sin presentar síntomas evidentes. Generalmente, el estado del hígado se evalúa a través de pruebas de rutina que incluyen indicadores hepáticos y, en algunos casos, una ecografía para detectar condiciones como el hígado graso . La enfermedad del hígado graso afecta aproximadamente al 20% de la población adulta en España . Existen dos tipos principales de esta condición: el hígado graso no alcohólico y el hígado graso alcohólico. El primero no está relacionado con el consumo de alcohol, mientras que el segundo es una consecuencia directa de la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas. Cuando el hígado descompone el alcohol, se generan sustancias nocivas que dañan sus células, provocando inflamación y debilitando las defensas naturales del cuerpo. Mantener el hígado en buen estado requiere evitar ciertos alimentos y bebidas que pueden perjudicar su funcionamiento. Por último, cabe destacar que, para reducir el riesgo de enfermedad del hígado graso es aconsejable sustituir las grasas saturadas y trans por grasas insaturadas, especialmente ácidos grasos omega-3 , que también reducen la probabilidad de padecer enfermedades cardíacas en personas con hígado graso no alcohólico.
