Allá por el mes de enero de este año, las vecinas de la localidad de El Hornillo , un pequeño pueblo al sur de la Sierra de Gredos de apenas 260 habitantes, se marcaron un reto: tejer mandalas para decorar balcones y calles que sorprendieran al visitante. Dicho y hecho, hoy son 171 piezas elaboradas a ganchillo las que dan color al municipio y además ayudan a proteger a los vecinos del sol en pleno verano. Un grupo de veinte mujeres de entre 50 y 90 años se pusieron manos a la obra y en uno de los talleres que se imparten en el pueblo decidieron que este año El Hornillo luciría más colorido que nunca. Martes y jueves durante todo el año se han afanado hasta cumplir con la meta que se propusieron. El resultado son las 171 piezas de ganchillo de las más vivas tonalidades que cubren la plaza Mayor para sorprender al visitante y por qué no también para ayudar a combatir las altas temperatura s de este verano al proteger también de los rayos del sol. Engalanan también los balcones de un pueblo que se siente orgulloso del trabajo de sus vecinas y de las actividades que se realizan. Y es que talleres como el que da hoy color a las calles de El Hornillo a través de las labores textiles de sus habitantes «hacen crecer, aprender y compartir con nuestros mayores vivencias», señala el alcalde, Rafael García. Además, el regidor ha mostrado la «satisfacción de verles disfrutar de sus logros y darles el lugar que tienen en la vida social« de un pueblo donde este tipo de actividades son fundamentales, mucho más que un taller de ganchillo, para la población. Las participantes han conseguido su reto, pero, además, han aprovechado su tiempo, «han compartido anécdotas, chascarrillos, aprendiendo unas de otra«, según apuntan desde el Ayuntamiento de un pueblo lleno hoy de bonitas elaboraciones de crochet y color.
