Hay iglesias que se empeñan en recorrer el camino inverso al que recorrió la arquitectura religiosa tras el Concilio Vaticano II, cuando las nuevas construcciones apostaron por formas simples y espacios diáfanos en los que los fieles podían abstraerse de las imágenes para componer una devoción pura. Al menos eso es lo que se creía, porque después se ha visto que, al menos en esta tierra, el apoyo iconográfico se revela decisivo para ayudar a orar. El templo conventual de la Misericordia del Carmen y el Santo Ángel de la Guarda (tal es su nombre completo) es un monumento al 'horror vacui', esa norma decorativa característica del Barroco que busca cubrir cualquier espacio disponible con tal profusión de imágenes, esculturas,...
Ver Más