Juan Carlos Doadrio, el vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense que tuvo que poner en marcha la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva (TSC) de Begoña Gómez, declaró ayer como testigo ante el juez Juan Carlos Peinado que fue el rector, Joaquín Goyache, quien se lo encargó directamente , como adelantó ABC. Doadrio relató, según fuentes jurídicas, que Goyache lo llamó «en septiembre de 2020» y le dijo que había que crear «una cátedra extraordinaria para Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno». «Me preguntó si tenía algún inconveniente, entiendo que porque soy destacado militante del PP y he tenido cargos», narró al magistrado, según fuentes conocedoras de la declaración. Doadrio dijo al rector -continuando con su relato- que no tenía problemas «mientras los papeles estuvieran bien». Respecto a la reunión que mantuvo Joaquín Goyache con Begoña Gómez en La Moncloa -que él mismo desveló ante el juez en su declaración como testigo- el ex vicerrector de Relaciones Institucionales declaró que no conocía ese extremo y que se enteró «por la prensa». El juez preguntó si hay otras cátedras extraordinarias que tengan como director a alguien sin título superior, como es el caso de Begoña Gómez, que carece incluso de licenciatura, y el testigo respondió que no, que el caso de la esposa de Pedro Sánchez es el único en la Complutense. El exvicerrector explicó tanto al juez como a los abogados presentes que «todo el dinero» que ingresó la Cátedra de TSC que aún dirige la mujer del presidente del Gobierno es «dinero público propiedad de la Universidad Complutense». Además de Doadrio, el juez también interrogó este viernes al actual vicerrector de Planificación, Coordinación y Relaciones Institucionales de la Complutense, José María Coello de Portugal, igualmente como testigo. El día 1 de julio, la universidad solicitó al instructor Peinado que investigue si pudo haber una «apropiación indebida»de recursos del centro público por parte de Begoña Gómez, afirmando que tuvo conocimiento por los medios de comunicación de que había registrado dos marcas en la Oficina de Patentes con un concepto muy similar al de un programa informático o 'software' desarrollado en el marco del programa de la cátedra. La universidad quiere aclarar si Begoña Gómez pudo hacer un uso privado de dicho programa, causándole un «perjuicio». Respecto a dicho 'software', Doadrio dijo que se firmó un convenio con Indra para el desarrollo de una «plataforma de medición» para pequeñas y medianas empresas y que ésta era «para la Complutense, a su nombre, no para la cátedra» (las cátedras extraordinarias no tienen personalidad jurídica propia, por lo que el propietario de cualquier programa es la propia universidad). Los representantes legales de la universidad presentaron al juez tres contratos y sus respectivas facturas por un importe total de 102.000 euros, entre ellos el pago a la empresa que desarrolló el 'software', Making Science. Los dos cargos universitarios se desvincularon, según fuentes jurídicas presentes, de la responsabilidad contable de las distintas facturas que Begoña Gómez fue aportando a la universidad por las actividades desplegadas en el programa de su cátedra, alegando que era otro departamento de la Universidad Complutense el responsable de revisarlos y autorizarlos.
