El Senado , con mayoría del PP, tumba la Ley Orgánica de representación paritaria y presencia equilibrada de mujeres y hombres -denominada coloquialmente como Ley de Paridad-, que ahora volverá al Congreso para su aprobación definitiva. Lo hace después de que el Pleno de la Cámara Alta haya ratificado este miércoles por la tarde las enmiendas aprobadas en Comisión la pasada semana con el voto en contra del PSOE y la abstención de Vox. De este modo, rechaza también la enmienda del Gobierno que quitará poder a la Cámara Alta para decidir sobre el techo de gasto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los populares registraron un total de 28 cambios a la citada norma, entre los que incluían dos enmiendas de supresión -la 62 y la 64- para eliminar la 'enmienda trampa' que el Ejecutivo de Pedro Sánchez coló en la norma con el criterio de los letrados de la Cámara Baja en contra y con la que los socialistas se garantizarán poder aprobar la senda de déficit, trámite esencial para la aprobación de las cuentas. La Cámara Alta ha aprobado este miércoles, además, sacar de la Ley de Paridad la obligación de que el número de mujeres superen el 60% y lleguen incluso hasta el 100% de representación en los órganos de dirección como acordaron los socialistas y Podemos. En el texto original, las personas de cada sexo no podía superar el 60% ni ser menos del 40% en la Administración Pública o en instituciones. Los turnos de palabra han comenzado con la senadora Rosa María Romero, senadora del PP que ha agradecido el « buen ambiente de todos los grupos durante la creación del proyecto de ley «. Por su parte, Paloma Gomez Enriquez, de Vox, ha defendido el veto presentado por su partido y mostrado su rechazo ante esta propuesta de ley, esgrimiendo que tiene como objetivo »degradar la valía profesional de la mujer o el hombre en cada caso«. También, ha recordado la falta de mujeres en Telefónica (con un 33%), cuyo secretario es Carlos Ocaña, ex secretario de Estado de Hacienda , asignado por el PSOE. Desde el PSOE, que ya contaban con el veto de los de Santiago Abascal, denunciaron el hecho de que estos «nieguen la violencia de género « y »se opongan al avance de la igualdad«. «El texto que venía del Congreso no les gusta. Han eliminado del propio texto el concepto de lo que se entiende por representación paritaria, han rebajado la obligación de que haya presencia equilibrada de mujeres y hombres en los órganos de dirección de empresas y de instituciones, reduciendo, además, el número de entes que se verían afectados por esta norma; y han eliminado la obligación de los partidos políticos de configurar listas siguiendo el sistema cremallera «, ha detallado la socialista María Fernández Álvarez. Desde el UPN, María Caballero ha mostrado su apoyo a la propuesta de ley presentada por los populares, comentando que «les parece bienvenida esta norma, aunque les parece que a esto se le dará la vuelta en el Congreso .« Durante su defensa a la propuesta de veto, Gómez (Vox) también ha alertado que de esta ley «s olo se percibe manipulación , haciendo que se confunda la igualdad de la ley frente a la del ser humano«. Asimismo, y en respuesta al PSOE, ha defendido que su formación no se opone »a que el principio de igualdad entre hombres y mujeres se garantice en todo lo ámbito, inclusive en materia de empleo, trabajo y retribución, pero sí la obligación de que este principio esté aderezado por medidas impuestas desde la esfera política«. Por último, ha sido el turno de la senadora de Más Madrid Carla Delgado, quien ha señalado que «decir que el dictamen fue votado por mayoría [de la Comisión] es un eufemismo de que fue votado por la mayoría únicamente del Partido Popular . Porque todos los demás grupos votamos en contra«. La ministra de Igualdad Ana Redondo ha criticado, a modo de broche final, que el texto que sale del Senado con las modificaciones del PP y que la Cámara Alta devuelve a la Baja, «no es capaz de dar un paso adelante firme». También, ha aprovechado para atacar a los senadores de Vox, confesando no sentirse sorprendida por «el veto de quien niega la violencia machista como violencia estructural«.
