Angela Merkel cumple hoy 70 años y lo celebrará en familia. Sólo los más íntimos, los hijos y nietos de su marido, junto con un puñado de amigos, estarán presentes. Dentro de dos meses, el 25 de septiembre, será celebrada una r ecepción oficial de cumpleaños por invitación del actual líder de su partido, Friedrich Merz, y será en territorio neutral, en la Sala Leibnitz de la Academia de Ciencias y Humanidades de Berlín-Brandeburgo. El partido ha preferido aparentemetne no cargar con imágenes demasiado dulces de Merkel las tres elecciones regionales de la Alemania Oriental, que tendrán lugar a principios de septiembre y en las que puede imponerse la extrema derecha. El orador principal será el historiador del arte, Horst Bredekamp, amigo privado de la homenajeada . Pero desde todos los partidos políticos y rincones de la sociedad alemana han comenzado ya a llegar las felicitaciones. Si algo caracteriza a la excanciller alemana es que es querida y admirada igualmente por propios y extraños. Sólo hay que mencionar que el número dos del actual gobierno y ministro de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, ha firmado un amoroso artículo de felicitación en la revista Rollin Stone, en el que alaba su «política templada» y en el que afirma que «su Cancillería llevó la normalidad a la perfección». También desde el Partido Socialdemócrata, su presidenta Saskia Esken ha dado fe de la empatía particularmente fuerte de Merkel, en una felicitación pública en la que se ha confesado impresionada por el «don especial» de Merkel de buscar lo que conecta, al tratar con personas y comprender las motivaciones más profundas de cada uno. «En las negociaciones, esto permite compromisos que no sólo pueden ser soportados, sino también compartidos», ha descrito ese talento. Y en cuanto al sucesor de Merkel en la Cancillería de Berlín, el también socialdemócrata Olaf Scholz, devoto confeso de la en su día «mujer más poderosa del mundo» , según Forbes, se rumorea que es uno de los invitados a la exclusiva celebración familiar, de la que se espera la mayor discrección. Merkel guarda el confeti para noviembre, el mes en el que saldrán a la venta, simultáneamente en más de treinta países, sus memorias, que llevarán por título 'Libertad'. Si bien su legado político es hoy criticado en algunos aspectos, como la renuncia a la energía nuclear y la dependencia económica de Rusia, el consenso es generalizado en Alemania sobre buen hacer político. Y ese reconocimiento se trasluce en las felicitaciones de cumpleaños. «Muchas de nuestras certezas de larga data parecen estar desmoronándose en este momento. Cualquiera que haya vivido la época de la reunificación conoce este sentimiento y, con suerte, conserva la confianza en que muchas cosas positivas pueden surgir de grandes convulsiones... que usted ha desempeñado un papel importante en la historia se está volviendo cada vez más visible y tangible «, le ha dicho Dietmar Woidke, presidente regional de Brandemburgo, la región en la que Merkel y su marido compraron una pequeña casa de campo con huerta en la que la excanciller ha cultivado coles y patatas. Woidke le desea muchas caminatas por la Marca y horas en el jardín, de las que tanto disfruta. Ahora tiene más tiempo para ella y para los suyos. Incluso ha hecho hueco para un encuentro con sus antiguos compañeros del instituto de secundaria, la promoción de 1973, que se reunieron en Templin, Brandeburgo, para un corto viaje en bote conmemorativo. Pero lo cierto es que Merkel, tres años después de abandonar la Cancillería , sigue viviendo en Berlín, en la misma casa, y acudiendo practicamente a diario a su oficina, en la que en los últimos meses ha dedicado mucho tiempo a sus memorias.
