El Zumbacón está de moda. Así por lo menos dicen sus vecinos que sucede. Lo dijeron en el último Pleno municipal del Ayuntamiento de Córdoba donde se aprobó un plan especial para mejorar el barrio y dotarlo de más aparcamiento. El área apartada de antaño es ahora un peculiar residencial acotado por avenidas, lo que lo convierten en una de las zonas con más personalidad de Córdoba por sus particulares características. Si las chabolas y chozas de los años 40 y 50 convirtieron el nombre del Zumbacón en sinónimo de exclusión social, hasta puntos que hoy identificaríamos con el tercer mundo, actualmente el lugar atrae a nuevos vecinos gracias a la renovación de casas o construcción de otras nuevas, lo que lo convierten en una especie de pueblecito tranquilo dentro de la urbe. Solamente siete calles encierran en sí mismas la historia de la evolución de la sociedad española desde la Guerra civil hasta hoy. Rafael Moreno se ocupa del almacén de Cáritas Parroquial situado en la avenida Virgen de Linares , cerca de la esquina con Espiel. Conoció de pequeño las chozas y chabolas. Y señala donde estaban, más bien hacia la avenida de la Igualdad que linda con el parque Doctor Alfonso Carpintero y que hoy limitan el barrio. El resto eran casas pequeñas y muy modestas. «En aquella época aquí había peleas todos los días: navajas, navajas barberas, hachas… Había mucha violencia, juegos de cartas y un puti-club ahí que se llamaba Casa Rosario». Moreno señala una casa cercana ya remozada para concluir que el barrio, evidentemente, ha mejorado muchísimo. Y es que el Zumbacón, en los 40 y 50, era una de las zonas de la ciudad más pobres. El conocido psiquiatra Castilla del Pino contaba en sus memorias que el sito tenía brotes de beriberi , enfermedad endémica en zonas tropicales por falta de vitamina B1. Hasta tal punto llegaban los problemas de dieta que en 1953 nueve miembros de una misma familia murieron por comer carne de cerdo con triquinosis. En 1954, ante la situación, el Ayuntamiento empezó a trasladar personas a Cañero, pero el problema del chabolismo se mantuvo hasta que el resto fueron realojados en las conocidas como casitas portátiles de Las Margaritas tras las riadas de 1963 que afectaron a diversas zonas de la ciudad. En el Zumbacón murió un bebé por esta causa y otras dos personas resultaron heridas. El presidente de la Asociación de Vecinos de El Zumbacón , Antonio Romero, vivió en el barrio hasta principios de los sesenta y volvió décadas después. Rememora que los chabolistas eran familiares de los presos de Alcolea que iban acumulándose en la zona, e incluso cogían el tren a diario para buscarse la vida en la barriada periférica, entonces pedanía. No era raro que se montasen en este transporte de forma subrepticia y luego se lanzasen en marcha, por lo que las noticias de atropellos o accidentes eran constantes. Recuerda igualmente imágenes de vivencias perdidas, como los vecinos cantando fuera de sus viviendas. A partir de los 70 empezaron las obras de modernización en lo que era un conjunto de calles de barro sin tan siquiera luz. «Ahora mismo el Zumbacón es un pueblo dentro de la ciudad, y además con mucha calidad de vida», afirma. Y añade que hay casas de nueva planta incluso con piscina, lo que hace que el barrio sea objeto de deseo. «Están viniéndose profesionales como médicos o arquitectos , ya que tienes aquí tu casa, dejas el coche sin moverlo y puedes ir al centro andando». Esto ya está generando la previsible subida de los precios de la vivienda. El presidente de la asociación incluso reconoce que hay antiguos propietarios aguantando sin vender sus casas para poder hacerlo a medio plazo a un precio superior. «Te metes en cualquier calle y hay obras de casas nuevas», apostilla. Lo uno trae lo otro: un grave problema de aparcamiento, ya que los coches de los vecinos conviven con el de los cordobeses que estacionan en el barrio para ir luego andando a su destino. Tras años de presiones, los vecinos han conseguido que el Ayuntamiento se comprometa a poner en marcha un plan de aparcamientos , por el que solamente podría aparcar los residentes de casas de primera planta, quedando fuera, por ejemplo, los que viven en edificios nuevos y que ya tienen cochera, y por supuesto los que no sean habitantes de la zona. El particular Zumbacón se ha ido quedando sin comercios. Solamente existe uno tradicional, la tienda de comestibles Sensi , donde se inicia una animada tertulia sobre el barrio en la que su dueña lleva la voz cantante junto a las aportaciones y matices de muchas señoras del lugar, a saber: Josefa Llamas, Ana Navarro, María Dolores Gómez, Ángela Prieto y María Dolores Rodríguez. Entre otras cosas bromean acerca de que es el único barrio de Córdoba en el que ya no tienen ni bar. Recientemente cerraba la conocida como Nueva Taberna, que fue hasta hace poco Pepe 'El Gordo', al lado de la iglesia de San Antonio de Padua . «Parece ser que todo fue un problema con los inquilinos y puede que se abra de nuevo». Pero de momento ni hay bar ni otros negocios que estuvieron y enumeran del tirón. «Hemos tenido carnicería, estanco, pescadería, churrería, droguería, tres tiendas de alimentación; y bares estaban La Vendimia, El Rerre, El Gato, el de Pedro , la bodeguilla de en frente del colegio, la tasquilla de la calle cuatro y el Bonillo que vino después; y hasta puti-club, el de la Rosario». En cualquier caso, Sensi admite que «el barrio ha mejorado muchísimo , antes no estaba ni asfaltado, y ahora han hecho casas preciosas». Con respecto a la calle cuatro, hay que aclarar que los del Zumbacón conocen a sus calles del uno al siete , desde Balanzona hasta Espiel. La accesibilidad ha mejorado, y puede dar fe de ello Antonio Brasero, que cuenta con una discapacidad que le obliga a ir en silla de ruedas. Nació en el Zumbacón, se fue a Madrid con 38 años y al volver se encontró con que estaba todo mejor: «Antes en las rampas te tenías que dejar el hombro, ahora está todo más liso y recto». Juan Carlos Cabello decidió hace once años poner su negocio de nutrición deportiva, Nutriweb. Ha visto cómo viene la gente buscando las casas por la disposición del propio barrio, justo lo que imposibilita que florezcan negocios: «Es una zona con muchas casas viejas lo que impide montar algo por la complicación con las reformas». Otro de los pocos negocios existentes son los talleres Obregón, regentados por José Rafael Obregón, quien lleva en el Zumbacón 25 años: «He visto una evolución a mejor porque se están edificando viviendas nuevas y el barrio está teniendo muchas mejoras, lo malo es el aparcamiento». En el 'catecumenium' de San Antonio de Padua, uno de sus miembros, Antonio Ángel Sánchez lamenta la pérdida de comercios tradicionales , que prestan un servicio idóneo a un barrio con muchas personas mayores. «Ahora se han renovado muchas casas, porque algunas parcelas eran criminales, la mayoría son familiares de propietarios anteriores o alguien que ha vivido y ahora vuelve, aunque los hay nuevos también», ha especificado para concluir con una definición perfecta del Zumbacón: «Esto es una isla».
