La comunidad de clausura de las Carmelitas Descalzas , unida a Lucena desde hace 412 años, ha anunciado este viernes públicamente su próxima salida de la ciudad y del convento de San José. La noticia ha causado sorpresa, pese a ser conocidas las dificultades para subsistir que venía sufriendo el Carmelo lucentino, como otras congregaciones de clausura, debido a la falta de vocaciones . Una emotiva carta fijada a la entrada de la iglesia del Monasterio de San José, y firmada por la actual priora, Magdalena de San Juan de la Cruz , confirmaba «con mucho dolor y gran tristeza» la salida de las monjas carmelitas de Lucena. El fallecimiento el pasado año de la madre Adriana de Jesús Crucificado –que mantuvo durante años un fluido contacto con el Papa Francisco – redujo la congregación en Lucena a solo cuatro hermanas, por debajo de las cinco que marca la normativa religiosa, pero el papel del Pontífice, que otorgó un estatus jurídico excepcional a la comunidad, y el apoyo del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández , permitió la continuidad del convento. Sin embargo, la reciente salida de otra de las monjas de la congregación ha sido ya demasiado para seguir adelante. Con solo tres hermanas, la comunidad es inviable . El jueves se lo anunciaron al Obispado y este viernes han hecho público al pueblo de Lucena que próximamente dejarán la ciudad para reforzar El Carmelo de Cabrera, en la Diócesis de Salamanca . Aseguran las hermanas en su escrito que «hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano para que este Carmelo de 412 años de presencia en Lucena y 421 de fundación, pues fue fundado en Cabra el 23 de diciembre de 1603 y trasladado a Lucena en 1612, permaneciera». «Nos habría encantado atrasar un poco más esta decisión, pero no hemos podido. Vamos gozosas a nuestra nueva misión, pero con la tristeza de dejar un lugar tan amado, por lo que comenzaremos a gestionar el cierre de este Monasterio de Carmelitas Descalzas», concluyen su comunicado. El el texto recuerdan episodios felices de su presencia reciente en la ciudad, como su vinculación con la Virgen de Araceli , para la que tejieron el manto blanco de la coronación canónica, la cesión a la parroquia de Santiago –donde actualmente recibe culto y es procesionada– de la imagen de Santa Teresa de Jesús, en 2006, o del Santo Cristo de la Misericordia a la archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Queda por determinar ahora cuándo y cómo se materializará la despedida de esta comunidad religiosa históricamente vinculada a la ciudad y cuál será el futuro del actual convento, al que las religiosas se trasladaron en 1966, tras una dilatada presencia en el centro de la ciudad, a escasos metros de la Plaza Nueva y de la parroquia de San Mateo .