La inmensa mayoría de los accidentes no tiene ninguna causa externa: el único condicionamiento es el comportamiento y la actitud al volante del conductor. Conocer lo que sucede en el cerebro y en la mente de los conductores puede dar muchas claves para actuar en la prevención de accidentes. Por ello el piloto Carlos Sainz ha dado el paso de explicarlo. El piloto, en colaboración con INFOVA, Champions for Safety, aplica los principios de la teoría cognitiva a la conducción, para que nuestro proceso de concienciación y aprendizaje cree y desarrolle nuevas creencias, actitudes, hábitos y habilidades al volante, que generen una conducción más segura y reduzcan la potencialidad de sufrir accidentes. La clave de todo es entender que lo que hacemos cuando conducimos es fruto de lo que sentimos, y lo que sentimos es fruto de los que creemos. «Las causas de los accidentes vienen determinadas por comportamientos y, si vamos más allá, estos vienen de las creencias del conductor», explica Carlos Sainz. Y para ello es necesario cómo funciona nuestro cerebro, en general, y cuando estamos al volante. El cerebro tiene dos partes. La corteza cerebral se encarga del lenguaje, el razonamiento, la memoria, y maneja el 85% de la información y los datos que procesamos. El 15% restante lo maneja el cerebro emocional. «En la toma de decisiones predomina el cerebro emocional , y si no somos capaces de manejar las emociones es prácticamente imposible obtener resultados diferentes, porque los comportamientos están claramente determinados por las emociones. Si nos ponemos el cinturón de seguridad, si cogemos el móvil al volante, si conducimos más rápido… Esas decisiones son emocionales. La información es importante, pero no define la forma en la que nos comportamos», asegura Carlos Sainz. Por otro lado, todo conductor conduce de forma consciente y subconsciente. Cuando estamos aprendiendo, casi siempre empleamos la conducción consciente; a medida que vamos adquiriendo experiencia, usamos más la conducción subconsciente. El cerebro necesita automatizar determinadas acciones son como caminos rápidos de decisión, porque conducir de una forma plenamente consciente para un conductor habitual puedes ser absolutamente agotador. Y la conducción subconsciente también es más emocional. Las creencias determinan cómo pensamos y cómo actuamos: creo, siento y actúo. Las creencias son aprendizajes adquiridos, caminos cortos que desarrollamos en el cerebro que determinan la toma de decisiones . Las creencias son eficaces o limitantes, y determinan cómo nos relacionamos con la realidad. Tenemos creencias en todos los planos, también en la conducción. Una vez se es consciente de ellas, se eligen y se pueden cambiar. Carlos Sainz pone algunos ejemplos. «¿Qué creencias habituales tenemos los pilotos, que nos ayudan? Que debemos ser capaces de dar el 100%, que no permitimos que nada nos distraiga, que cuanto más preparado esté mi cuerpo, mejor preparado estaré para pilotar, o que hay una relación directa entre el conocimiento de la máquina y mi rendimiento como piloto... ¿Qué creencias limitantes que afectan a la seguridad tienen muchos conductores?, que yo controlo, que si voy deprisa no me duermo, que hablar con el manos libres no es peligroso, que el mundo está lleno de inútiles al volante, que si respeto la ley conduzco seguro...». Estas creencias profundas determinan cómo nos comportamos al volante. En Champions for Safety analizan las creencias de los implicados, como alumno, como empresa, como departamento. «La idea de todo es que las personas vivan, experimenten y comprendan los porqués de sus comportamientos, para ir a la raíz de las creencias. Siendo capaces de modificar las creencias con concienciación y formación, estamos poniendo en las carreteras a conductores más seguros y reduciendo la potencialidad de que tengan accidentes» concluye Carlos Sainz.