Con el calor y las buenas temperaturas, las actividades en el agua se hacen más apetecibles si cabe. Y la natación es un deporte que, aunque se puede practicar todo el año, es en esta temporada cuando más se disfruta. Las piscinas y las playas se llenan de gente con su gorrito y gafas de buceo y mueven los brazos y las piernas avanzando por la superficie. ¿Hay que tener brazos fuertes para practicarla? ¿Todos podemos hacerlo? Lo cierto es que la natación es una excelente manera de trabajar todo el cuerpo para beneficiar el sistema cardiovascular, entre otros beneficios, y una hora de natación quema casi tantas calorías como correr, sin todo el impacto en los huesos y las articulaciones. Santiago Auletta, instructor de David Lloyd La Finca, cuenta que la natación consiste en utilizar el medio acuático como espacio y herramienta de entrenamiento. Utilizando la resistencia del agua podemos entrenarnos, ejercitarnos, relajarnos y divertirnos de una manera segura y saludable. «La práctica de la natación resulta beneficiosa para la resistencia , la flexibilidad , y realizada apropiadamente, la fuerza y la resistencia. Adicionalmente favorece la circulación y tiene un nivel mínimo de impacto, lo que la vuelve una actividad ideal para recuperarse, sea dentro de un contexto de un entrenamiento concurrente o simplemente cuando uno quiera relajar la espalda y las piernas », cuenta. Por último, aunque no menos importante, es que el desafío coordinativo de mover todos los segmentos corporales simultáneamente nos estimula a un nivel cognitivo. Otros beneficios destacables de este deporte de bajo impacto es que no daña las articulaciones, la flotación favorece que se estire la espalda eliminando dolores típicos del sedentarismo y favorece la circulación sanguínea y el drenaje. También es relajante, aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a la concentración y el enfoque e inhibe la producción de cortisol. Físicamente está muy bien, pero mentalmente la natación también es una máquina de beneficios. Mejora el flujo sanguíneo y al mantener el cerebro a la altura del corazón hace que el flujo se incremente aún más en el cerebro, aumentando un 14% respecto a quienes practican deporte fuera del agua. Con eso se ayuda a mejorar la memoria , el estado de ánimo y la claridad mental. Sus beneficios son tales que la natación resulta un ejercicio muy adecuado para la rehabilitación de personas que han sufrido una trombosis cerebral. Pese a que muchas personas tienen miedo al agua por aquello de que pueden ahogarse, todo el mundo puede nadar, idealmente con la supervisión de entrenador o algún profesional de la salud en caso de tener alguna patología que contraindique determinados movimientos. Adicionalmente a la mejora en la salud, se puede utilizar para mejorar el rendimiento deportivo con la ayuda de un entrenador que tenga conocimiento de los métodos apropiados para conseguir esos objetivos. «Al ser una disciplina de cuerpo completo, se trabaja como una unidad integral viendo una mejora integral. Particularmente podremos apreciar un incremento en la masa muscular de la espalda y los hombros, aumento de la movilidad articular de tobillos y hombros, y mejoras en la postura», comenta Santiago Auletta. La natación puede practicarse todos los días, pero para alguien que se está iniciando, realizar la actividad dos días a la semana es suficiente, «y a medida que pasan los meses se puede aumentar el volumen de entrenamiento, dependiendo de nuestra rutina y nuestros objetivos». Como en todos los deportes, antes de practicarlo es mejor hablar con un especialista en la materia que conozca tus condiciones físicas y sepa dónde está el límite. «Se recomienda practicar bajo supervisión, idealmente habiendo hecho algún análisis médico en caso de tener alguna patología de columna o cardiovascular, pero lo más importante es dar el paso y comenzar. «Este verano, acércate a las piscinas, prueba las clases o contacta con un entrenador», anima el instructor de David Lloyd La Finca.
