«Llegó la temporada alta... » Así presenta el influencer valenciano Jesús Soriano una oferta laboral para camareros que suscita innumerables críticas por « esclavismo ». Las condiciones se resumen en trabajar los meses de julio y agosto sin un solo día libre, en doce horas de jornada cotidiana y partido con dos para comer. Aunque el salario es de 2.000 euros mensuales -sin especificar si son brutos o netos- y se proporciona « alojamiento en piso compartido» (igualmente, sin precisar más detalles) el establecimiento abre a las nueve de la mañana y cierra «sobre las 23.00 horas», lo que además arroja dudas a más de un internauta sobre el fin de la jornada efectivo. En cualquier caso, del interés de este tipo de propuestas de trabajo más que intensivo despierta interés en la red X (antes Twitter), donde ha superado ya el millón de visualizaciones . «Pero que la gente no quiera trabajar, qué mala es», ironiza un seguidor, en la línea de otros muchos que recuerdan los mínimos del Estatuto de los trabajadores, la normativa y que se preguntan dónde están los inspectores para poner coto a este tipo de anuncios. Más de uno echa mano de calculadora y coinciden en sus cómputos: si algún aspirante acepta la proposición de este establecimiento, le van a salir las horas a algo más de cinco euros , como media global, sin pluses por estar en el tajo los fines de semana o festivos, ya que el horario es ininterrumpido durante los dos meses, julio y agosto. «Luego salen en TV llorando los hosteleros , que la culpa es de una renta básica o de SMI o de Paco el de la moto», comenta uno de ellos, mientras otro advierte de que «habrá gente cegada por esos 2.000 euros que piense 'yo lo aceptaría', cuando no es consciente de que lo supone: somos seres humanos, no robots , pretender trabajar día a día sin ningún descanso es garantía de que te vas a lesionar». No falta el humor tampoco («lo único bueno es que con ese horario, los 2.000 euros no tienes tiempo para gastarlos») y, aunque parezca sorprendente, también hay en el hilo de comentarios algunos testimonios de quienes superan la apuesta por sus condiciones laborales aún peores . «Soy autónoma de mi propio comercio, trabajo más horas y cobro menos, lo único bueno es que tengo el superpoder de no ponerme enferma», asegura una profesional del ramo minorista, y tampoco és la única: «En Málaga mismas horas o más, sin alojamiento y menos dinero; todo en orden en la hostelería española». «Yo he estado así varias temporadas. No te mueres. Al empresario le cuesta el doble, el que mama pero bien es el Estado», corrobora otro, aunque le corrigen: »Al empresario no le cuesta el doble, le cuesta la mitad de lo que le costaría contratar con arreglo a la ley. Faltan muchísimas inspecciones de trabajo para atajar el fraude que cometen estos desaprensivos».
