Jordan Bardella , líder de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, recibió la inesperada derrota de su partido como un gigantesco jarro de agua helada . Bardella se creía llamado a ser primer ministro que impondría a Emmanuel Macron la política de su partido. Derrotado, frío, lívido, tieso, leyendo con la voz entrecortada una reacción apocalíptica, el líder de AN parecía un fantasma de sí mismo a primera hora de la noche del domingo. Bardella calificó al Nuevo Frente Popular (NFP) de « alianza del deshonor », descalificándolo de manera despectiva, estimando que los electores «han privado a Francia de la política que necesita nuestra patria». «No ha terminado nada», continuó Bardella en una de sus primeras declaraciones, añadiendo: «Todo comienza ahora. Debemos ser fieles a la gran esperanza que suscitó nuestro programa de reconstrucción de Francia. Nadie podrá pararnos. La coalición deshonrosa que se prepara a gobernar será un fracaso. Nuestro partido debe prepararse para tomar el poder, cuando llegue nuestra hora, fieles a nuestras convicciones». Tras esa decepción absoluta y patética, Bardella anuncia una doble oposición, contra Macron y contra la nueva coalición mayoritaria, con la que tiene algunos puntos en común. Marine Le Pen y Bardella han iniciado una guerra política de nuevo cuño, denunciando la «complicidad» entre Emmanuel Macron y el NFP. Esa será la gran batalla de AN durante los próximos meses , el próximo año, como mínimo. Para poder gobernar, el NFP tendrá que negociar a su derecha, entre los amigos de Macron, alguna forma de diálogo y proyectos comunes. A juicio de Bardella, la eventualidad de esos proyectos de cohabitación entre Macron y el NFP «están llamados a hundir Francia, con unas componendas, innobles». «Una Francia gobernada por Macron y Mélenchon continuará hundiéndose», afirmó Bardella a varios medios, añadiendo: « Macron ha echado Francia en los brazos de la extrema izquierda , algo vergonzoso. Y de esa unión inconfesable solo pueden esperarse nuevos desastres. Nuestros partido es el único que sigue encarnando la única esperanza real para salvar Francia de la decadencia que van a agravar con sus vergonzosos pactos electorales». AN sigue siendo el primer partido de Francia, pero está solo, sin aliados, sin mayoría, sin posibilidad de poner precipitar una nueva disolución, peligrosa para todo el mundo. Tras el fracaso inesperado de su partido, Marine Le Pen quedó espectacularmente silenciosa durante varias horas, incapaz de asumir, en público, una derrota muy mal encajada. Marion Maréchal Le Pen, su sobrina, por el contrario, reacciona con acritud espectacular: « Es un voto vergonzoso privando a los franceses del cambio que esperaban ». Esas precipitadas reacciones, dejaron a Bardella solo ante sus militantes, muy decepcionados, que habían montado una gran fiesta para celebrar un triunfo finalmente inexistente. La pareja Le Pen -Bardella había preparado una gran fiesta en las afueras de París. Marine, como la llaman los militantes, desapareció con rapidez, inesperada. Bardella intentó dialogar con los pocos fieles que lo acompañaban cuando comenzaron a apagarse las luces de la gran sala pagada a crédito.
