Los entrenadores clásicos solían decir que confeccionaban los equipos en base a una columna vertebral inamovible formada por portero, un central marcador expeditivo, un organizador y un delantero centro. A partir de ahí, todo giraba alrededor de ese eje medular y era más cambiante. Eran la Alemania de Torpedo Müller, la Italia de Paolo Rossi, la Holanda de Van Basten, la Inglaterra de Alan Shearer y, más recientes, la Portugal del insaciable Cristiano y hasta la Francia del siempre cuestionado Oliver Giroud. Las selecciones que disponían de un ' killer ' tenían mucho ganado. Sin embargo, la España del tiqui taca comenzó a utilizar la figura del falso ariete o nueve mentiroso, con Cesc Fábregas en ocasiones en esa demarcación...
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