Estival Cuenca bajó el telón a su decimotercera edición con un espectáculo que sobrepasó todas las expectativas gracias al directo de Salvador Sobral . El cantante luso, sin pelos en la lengua, conectó desde el inicio con el público conquense. Primero recibió, de manos de Marco Antonio de la Ossa, el Premio Manuel Margeliza, como reconocimiento a los valores transmitidos por los artistas. «No recibía un premio desde Eurovisión», admitió Sobral entre las risas de un público al que hizo pasar por todo tipo de emociones: desde el humor de sus pequeñas charlas entre canción y canción, la empatía de sus canciones directas al corazón y la euforia de un fin de fiesta emblemático. Todo un cóctel de sentimiento que tuvo como momento estelar la versión al piano de 'Y cómo es él', de José Luis Perales, que levantó vítores y un estruendoso aplauso por parte del público de Estival Cuenca, según informa el festival en una crónica. Sobral se gustó sobre el escenario Solán de Cabras. Liberándose con cada golpe de batería o los solos de guitarra, saltando en varias ocasiones desde el escenario a la zona del público para cantar entre los presentes, ganándose uno a uno los corazones del público de Estival, que fue testigo de un espectáculo sin igual. Su particular sonido, fluyendo desde el jazz, los ritmos latinos y la música popular portuguesa, puso un sello mágico que terminó a ritmo de conga, con la que levantó a los asistentes siguiendo al cantante y su banda hasta la misma entrada del Parador. Además de Sobral, el toque local a la última tarde-noche de Estival lo puso la cantautora Paula Serrano, que cumplió su quinta actuación de forma consecutiva en el ciclo conquense con un repertorio íntimo pero cargado del mensaje de sus canciones.
