La 'colonización', casi hasta el avasallamiento, de las instituciones del Estado es una de las señas de identidad del sanchismo, que desde mediados de 2018 se ha dedicado a ejercer un férreo control partidista más allá de la tutela o la dependencia meramente orgánica. No conforme con ello, la etapa de Sánchez en La Moncloa incluye también una apoteosis de la llamada 'puerta giratoria', en este caso a figuras principales de la etapa de Rodríguez Zapatero, que son colocadas en los consejos de administración no solo de empresas públicas sino de compañías privadas. Telefónica, Indra, Enagás, Aena, Redeia, la lista es tan abrumadoramente copiosa que pone en entredicho el discurso del PSOE contra la 'recolocación' de ex altos cargos en el sector privado, una práctica que en modo alguno es exclusiva del socialismo, pero que con Sánchez adquiere un inquietante crecimiento exponencial.