Dice un topicazo poco lírico que lo bueno, si breve es dos veces bueno. Por eso ese ángel rubio que es Bernd Schuster, antes de españolizarse y coger acentillo de la Baja Andalucía , regaló con su selección alemana el brillo del medio del campo que sólo él tenía en el oráculo de sus botas . Fue una Eurocopa , una, la de Italia 1980, allí donde un veinteañero de ojos glaucos enamoró por esos raros milagros que a veces permiten los volubles dioses del fútbol. Enamoró Bernardo a Italia entera, pero también enamoró a la Alemania Occidental en eso que llaman la creación de juego. El bueno de Bernardo, ángel efímero además de rubio, desembrolló el mediocampo y metió...
Ver Más