He vivido esta noche de San Juan con el derrumbe del pasado entre las morrallas del sueño de mi barrio natal. Han desfilado por mi camastro deshecho caras nuevas, viejas, y hasta se me ha puesto la madrugada del color anaranjado de las candelas. Hasta hoy no he sabido que yo era niño mediterráneo, porque parece que la noche de San Juan es lo único férreo en el horizonte de lo posible. Me he visto joven, sin alopecia, soñando un beso en un verano peligroso. Quizás hablo del verano que mataron a Miguel Ángel Blanco y rescataron a Ortega Lara de la 'gente de paz' (sic). Me he bañado sin bañarme en el mar frío y, me ha 'bañado' la...
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