Alcosa son las siglas de un arquitecto valenciano , Alfredo Corral, el creador de un barrio cuyo corazón nació en la parroquia de los Desamparados. El 15 de junio de 2024 esta feligresía, gracias a sus hermandades, han escrito una de las líneas más importantes de su historia. Los titulares de las dos hermandades, más San Francisco de Asís, recorrieron las calles del barrio en una procesión multitudinaria, una salida que sirvió para que algunos cofrades vieran por primera vez a las dos corporaciones, eso sí, de una manera distinta a lo ordinario, para demostrar que en los barrios periféricos de Sevilla existen cofradías, quizás donde más razón tienen hoy día porque la mayor parte de la población reside fuera del casco antiguo. A las ocho en punto de la tarde daba inicio esta salida, justo cuando el árbitro pitaba el final en el olímpico de Berlín, sede de la primera victoria por goleada de la selección española frante a la de Croacia en la Eurocopa de 2024. En ese instante la agrupación Virgen de los Reyes desfilaba hasta la sede del Divino Perdón. San Francisco de Asís era el primero de los pasos que cruzaba el dintel, acompañado por la banda del barrio, Pasión y Resurrección de Cristo, dos formaciones unidas en una. Seguía el misterio del Divino Perdón con el Señor y la Virgen de la Purísima Concepción, que estuvo acompañada en una parte del recorrido por las hermandades denominadas de vísperas. Cerraba el cortejo la Virgen de los Desamparados , esa dolorosa de Ricardo Comas, titular de gloria del barrio, procedente de una familia que hace unas décadas funda esta hermandad en el parque Alcosa. Era un anhelo de hacía mucho tiempo en el seno de la corporación la de ver a la imagen bajo palio, y se cumplió con creces. Bastante emoción en la salida, había lágrimas de esos hermanos en común que tienen ambas hermandades, porque era una ocasióin única de poder admirar a las dos corporaciones formando parte de una misma comitiva por primera vez. Era digno de ver a esos miembros de los Desamparados que vieron a los titulares del Divino Perdón salir, como el aguador, arrodillado ante las imágenes del Sábado de Pasión, su hermandad, antes de preparse para dar agua en el paso de palio, también su corporación. No quiso dejar de ver una estampa que no olvidará jamás. Los cortejos de los tres pasos no eran numerosos , lo que propició que cada paso fuese separado bastantes metros uno del otro por la música. Cada asistente veía un paso y buscaba el otro. Esto impidió no poder admirarse aunque fuera de lejos las andas para inmortalizar un momento único, hecho que hubo que esperar hasta que todos los pasos estuviesen delante de la parroquia de los Desamparados. Caía el sol, la procesión entraba por calles más estrechas, había niños jugandos en los parques mientras pasaba el cortejo, otros colocaron pasos en los jardines, como el palio de la Virgen de la Esperanza, con estandarte incluido antes de la avenida principal del barrio o el propio Nazareno del Divino Perdón, y había quienes entre paso y paso echaban un vistazo en el teléfono para seguir el partido de Italia con Albania. Llegaba la noche cerrada, era el momento de pasar por el callejón del Obradoiro, donde hubo petaladas para todos los pasos, un lugar clave de este barrio. Especialmente lo fue para la Virgen de los Desamparados, mientras la Puebla del Río no cesaba en tocar marchas, formación en un nivel bastante alto, la que estará el año próximo en Roma en el acontecimiento más importante o uno de los mayores de las cofradías. Había muchos detalles en el aspecto musical de las marchas, con dedicatoria a todas las hermandades que han hecho posible con la cesión de sus enseres esta procesión extraordinaria tan diferente a lo habitual, lo que demuestra la generosidad de las corporaciones , como ha ocurrido toda la vida. Se vio en alguna ocasión a Virgen de los Reyes de nuevo con los xilófonos, era su cierre de temporada. Otra cuestión a destacar es que todos los capataces que ha tenido la Virgen de los Desamparados en su historia llevaron el paso de palio. Era emotivo ver a Arcadio oír su voz para mandar de frente a su gran devoción, de donde llegó a ser hermano mayor, no pudo contener las lágrimas de un cofrade y religioso incansable, que tanto da a su barrio, a la iglesia, a las hermandades y a Sevilla. La procesión concluyó con los tres pasos en la puerta de la parroquia, con un rezo ofrecido por los franciscanos, dando paso a la entrada del santo y la Virgen de los Desamparados a las dos de la madrugada e iniciándose el regreso del Divino Perdón a casa de una jornada que los vecinos de Alcosa nunca olvidarán.