Si algún día –no lo quiera Dios– se da el caso, aguante el tirón. Sea usted fuerte, más que Bárcenas. Descártelo de todas todas por muy buenas que sean sus intenciones. Si en algún momento se le pasa por la cabeza, por fugazmente que sea, participar en política, acalle esa voz interior. Haga cualquier cosa antes que dedicarse al servicio público en esta España que nos contempla. Y si algún infeliz iluminado se lo propone, tres cuartos de lo mismo. Con educación, con buenas palabras, como usted sabe hacerlo... pero mándelo a freír espárragos. Si insiste, no dude en mandarle allí donde Fernando Fernán Gómez mandó a un admirador que quiso hablar con él aquella famosa tarde en el Círculo...
Ver Más