Maryse Condé (Pointe-à-Pitre, Guadalupe, 1937) recuerda lo primero que escribió en su vida porque cuando le dio a su madre el poema que le había dedicado esta le dijo: «Es horrible, no vales para escribir». Tenía diez años y no debutó en la novela hasta los cuarenta y dos, pero no por el disgusto sino por falta de tiempo: estaba muy ocupada sufriendo, viendo sufrir. «No me puse a escribir hasta que dejé de tener tantos problemas y me pude permitir reemplazar los dramas de verdad por los dramas de papel», confesó ella misma en 'La vida sin maquillaje', que continuaba el relato autobiográfico que había empezado en 'Corazón que ríe, corazón que llora' (ambas en Impedimenta). Entre esos dos...
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