Crecido desde joven en la música y danzas folclóricas de Ibiza y en los ámbitos de la música clásica, jazz y moderna, Andrés Coll juntó ambos mundos en colaboración con otras culturas del mundo que tienen relaciones musicales con la isla, como Marruecos, Senegal, Cuba, Pakistán y lugares de la cuenca del Mediterráneo. Con estos proyectos ha actuado en festivales en Polonia, Suiza y España, y este jueves presenta este proyecto por primera vez en la Sala Tempo Audiophile Club , junto con reputados músicos cubanos de la escena madrileña. - ¿Cómo describiría su propuesta para que el público se anime a ir a verle? -He tocado varias veces en Madrid, la última fue hace una semana en el Auditorio Nacional durante el ciclo ''Jazz en el Auditorio'', con el sexteto del contrabajista Baldo Martínez ''Música Imaginaria''. Sin embargo el concierto de la Sala Tempo del 14 de marzo es mi primer concierto en Madrid bajo mi nombre, con mi propio proyecto: Ibiza Sun Band, una banda que refleja, como bien dice el nombre, el Sol de la isla de Ibiza, sus paisajes, su cultura y folklore, y todo aquello que me ha ido inspirando desde que ahí nací. - ¿Qué repertorio va a interpretar? - Al concierto de Madrid traigo bastantes composiciones propias, que inherentemente a la hora de componer, me salen inspiradas en culturas del mundo, en Ibiza y sus paisajes, en mi vida y la gente que tengo a mi alrededor. Irá desde la música nativa moderna de Ibiza, hasta ritmos cubanos, rock, blues psicodélico,.. también una pieza del concierto estará reservada para presentar las castañuelas de Ibiza, hechas por mi padre y por mí. Son de madera y son las castañuelas más grandes del mundo, no tienen nada que ver con el flamenco. - ¿Cuáles son los principales conceptos e instrumentos de la música nativa ibicenca? - Básicamente la música nativa ibicenca se basa en grupos grandes, con muchas castañuelas como las que describo sonando a la vez en cadencias rítmicas que inducen al trance, luego hay otros músicos tocando la flauta y el tambor a la vez, y a veces se toca un espadín, una pieza de metal percusiva. Con esta música se baila dando grandes saltos constantes al ritmo de la música, tocando las castañuelas a la vez y levantando la pierna hasta la cabeza de alto, o más. Las mujeres dan pasos minúsculos como geishas, pero se pueden mover rapidísimo. Es una música y un baile totalmente isleño, único en España al contar Ibiza con barreras geográficas como el mar, se han conservado muy bien esa música y esos bailes desde tiempos más allá. - ¿En la isla hay una escena de músicos tradicionales fusionando con músicas modernas, o es usted una excepción? - Sí que ha habido proyectos en Ibiza que fusionan la música tradicional con rock, pop, etc. El más antiguo de todos, UC, por ejemplo, que usaban las letras y melodías populares de la isla en el estilo de la ''nova cançó'' de los años 60-70. Pero en cuanto a fusionar la música tradicional con la moderna conservando la esencia y energía del propio baile es algo nuevo. - La imagen estereotipada de Ibiza como «paraíso de la electrónica», ¿perjudica de alguna manera a la visibilidad y trascendencia de las músicas tradicionales de la isla? - Yo pienso que no, simplemente porque el público escoge y decide qué es lo que quiere escuchar. Cada persona tiene sus gustos y no se puede forzar a nadie a escuchar otra cosa que no se quiera, entonces el mercado y el público elige. Además de que los bailes y la música tradicional de aquí se ha sabido conservar bien por el entusiasmo de los que la hacen. - ¿Cuáles son sus planes de futuro? - Ahora mismo estoy centrado en sacar la música de Ibiza hacia el mundo, ese es mi objetivo, recorrer el mundo con mi marimba eléctrica y mis castañuelas.
