La jornada del pasado martes tuvo a medio país pendiente de los Estados Unidos. Kamala Harris y Donald Trump se enfrentaban en las urnas dentro de una de las carreras presidenciales más polémicas hacia la Casa Blanca. La situación era complicada para Harris, que veía como la popularidad de Trump se disparaba con cada nuevo discurso disparatado. La jornada electoral fue intensa, pero sin grandes altercados, y colocó a Trump en lo más alto del territorio con un total de 72.635.145 votos, frente a los 67.911.975 votos de la demócrata. Algo menos de 5.000.000 millones de papeles que, sin lugar a dudas, golpean con especial énfasis a las mujeres, el colectivo LGTBI+, los inmigrantes que residen en Estados Unidos y las personas con menos recursos. Indudablemente, esta ha sido una las campañas más seguidas y comentadas alrededor del planeta.
Tras cancelar su aparición oficial la noche del lunes, Kamala se dirigió a la nación a las 3 p.m., hora del centro del país, del miércoles 6 de noviembre de 2024. Con semblante tranquilo y una sonrisa siempre presente, la actual vicepresidenta armó su discurso sobre tres pilares fundamentales: la aceptación de la derrota, el agradecimiento a todos los votantes y la esperanza. Con algún que otro dardo envenenado para Trump, que tiene tendencia a no admitir los fracasos sin culpar a "conspiraciones" ajenas a su persona, Harris confirmó lo que todas sabemos: es una política brillante de los pies a la cabeza.
"Hoy temprano, hablé con el presidente electo (Donald) Trump y lo felicité por su victoria. También le dije que ayudaremos a él y a su equipo con su transición y que participaremos en una transferencia pacífica del poder", explicaba ante todos los demócratas reunidos en la Universidad Howard, donde estudió, situada en Washington. "Entiendo que la gente está sintiendo y experimentando una variedad de emociones en este momento. Lo entiendo. Pero debemos aceptar los resultados de esta elección", añadía.
"Este es un momento para organizarse, movilizarse y mantenerse comprometidos por el bien de la libertad y la justicia y el futuro que todos sabemos que podemos construir juntos"
A lo largo de 12 minutos, la vicepresidenta hizo hincaié en mantener la calma ante los trágicos resultados. "No se desesperen. Este no es un momento para rendirse. Este es un momento de arremangarnos las mangas. Un momento para organizarse, movilizarse y mantenerse comprometidos por el bien de la libertad y la justicia y el futuro que todos sabemos que podemos construir juntos", subrayó.
Uno de los focos sobre los que giró su discurso fueron los jóvenes. "A los jóvenes que están mirando, está bien sentirse tristes y decepcionados, pero por favor sepan que todo estará bien. En la campaña, a menudo decía, ‘Cuando luchamos, ganamos.’ Pero aquí está la cosa, aquí está la cosa, a veces la lucha lleva tiempo. Eso no significa que no ganaremos. Eso no significa que no ganaremos", relató visiblemente emocionada.
"Lo importante es nunca rendirse. Nunca rendirse"
Este batacazo para los demócratas parece dar alas al "sueño americano" que Trump ha colocado en el centro de su discurso, y que le ha permitido ganar miles de votos de estadounidenses que colocan su papeleta en el lado que, teóricamente, más los beneficia en lo económico (aunque, recordemos, Trump protege a los más adinerados). Pese a que, según figura en su campaña, bajará los impuestos de los ricos y subirá los impuestos a importaciones extranjeras. Lejos de tirar la toalla, Kamala apuesta por seguir "luchando" de forma democrática. "Lo importante es nunca rendirse. Nunca rendirse. Nunca dejar de intentar hacer del mundo un lugar mejor. Tienen la capacidad de hacer un bien extraordinario en el mundo". Es triste ver como el individualismo de Trump ha pasado por encima de la colectividad de Harris.
"Hay un dicho que un historiador llamó una vez ley de la historia, válida para todas las sociedades a lo largo de los siglos: solo cuando está lo suficientemente oscuro se pueden ver las estrellas", contó Kamala visiblemente emocionada. "Sé que muchas personas sienten que estamos entrando en una época oscura, pero por el bien de todos, espero que no sea así. Pero esta es la cuestión: Estados Unidos, si es así, llenemos el cielo con la luz de mil millones de estrellas, la luz del optimismo, de la fe, de la verdad y del servicio".
Mujer, afroamericana y de origen hindú, pese a no alcanzar la Casa Blanca en esta candidatura, Harris ya es historia de la política universal, de la diversidad cultural y del feminismo (entre otros). Sin atisbo de duda, la dramática e inestable situación a nivel mundial no ha remado a favor de conducir a la demócrata a la Casa Blanca, dado que centraba sus esfuerzos en temas como los derechos reproductivos, la igualdad salarial y apoyo a las mujeres, algo que no parece importar a todos aquellos que consideran que el "sueño americano" es una carrera en solitario en la que no importa pisar al de al lado. Gracias por tanto, Kamala.