La última vez que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) preguntó a los españoles por la violencia de género, en julio de 2024, un 2,3 % de los encuestados situó esta materia entre los tres principales problemas del país. El 57,3 % de mujeres residentes en España de dieciséis o más años han sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de sus vidas, según una macroencuesta elaborada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. Uno de los casos más comentados de los últimos años es el de la influencer Jessica Goicoechea: "Mi expareja llegó a decirme ¿por qué no te suicidas?", relató mientras narraba la violencia machista que sufrió.
Las víctimas de violencia de género a menudo enfrentan barreras psicológicas que dificultan su denuncia, como el miedo al agresor, la vergüenza y la culpa. Además, muchas mujeres temen ser revictimizadas por el propio sistema, que en ocasiones no ofrece una respuesta adecuada o inmediata. Esto perpetúa el ciclo de violencia y aumenta la dificultad para salir del contexto de abuso. En cuanto al proceso legal en estos casos, una de las grandes preguntas que se hacen muchas de estas mujeres es: ¿cómo funciona el proceso legal en casos de violencia de género?. A pesar de los avances, queda claro que aún existe mucho por hacer para proteger a las víctimas de violencia machista y asegurar que reciban la justicia que merecen.
En la lucha por erradicar la violencia de género, los cuentos con los que Emilia Pardo Bazán combatió la violencia machista hace más de un siglo siguen siendo un testimonio de la importancia de la educación y la sensibilización en torno a este problema, mostrando que la cultura también tiene un papel crucial en la transformación de actitudes y mentalidades hacia las mujeres.
¿Por qué aumenta la violencia de género en vacaciones?
El aumento de casos de violencia de género en épocas vacacionales puede explicarse por varios factores sociológicos, psicológicos y contextuales. Algunos de los motivos clave son el aumento del tiempo de convivencia, el consumo de alcohol y drogas, el aislamiento social y el mayor control y vigilancia. Durante las vacaciones, al estar más tiempo juntos, el control sobre la víctima puede intensificarse. Este fenómeno pone de manifiesto la necesidad de reforzar las redes de apoyo y los servicios de atención a las víctimas en épocas donde se sabe que las situaciones de riesgo pueden aumentar.
El juicio a 51 hombres por violar a una mujer en Francia ha conmocionado a la opinión pública. Desde tu perspectiva como abogada, ¿cómo vives este juicio?
Debemos reflexionar que esos hechos horribles se producen en el contexto de una cultura patriarcal de siglos, de modo que la mujer se entiende como una posesión del hombre. Además, este juicio puede tener importantes repercusiones sociales y jurídicas. Dependiendo del resultado, podría sentar precedentes sobre cómo se abordan los crímenes sexuales de esta magnitud, e influir en las discusiones sobre la adecuación de las penas, los derechos de las víctimas y los mecanismos de protección. Me gustaría destacar la valentía de Gisèle Pélicot acudiendo a juicio con la cara descubierta y permitiendo que su testimonio sea público, según sus propias palabras: "Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quizás nunca serán reconocidas como víctimas y para que la vergüenza cambie de lado".
La violencia vicaria es otro gran problema dentro de la violencia de género.
Lo que el agresor quiere es que la mujer sufra lo máximo posible al ver el daño que hace al menor. En lo que llevamos de año hubo diez menores muertos por violencia vicaria, 2024 es el año con más menores asesinados en la serie histórica. Desde que hay registros se han producido en total sesenta y tres asesinatos por violencia vicaria, según fuentes del Ministerio de Igualdad. Otra de las cuestiones que me plantean a menudo en relación a la violencia vicaria es si puede ser un buen padre un hombre que ejerce violencia sobre una mujer. Yo respondo: "No, nunca". Un maltratador que ejerce violencia nunca podrá ser un buen padre, sobre todo, si utiliza a los hijos e hijas para hacer daño a otra persona.
¿Cuáles son las principales barreras que enfrentan las mujeres al denunciar?
Las mujeres que intentan denunciar violencia de género enfrentan varias barreras en el sistema judicial actual, que complican su acceso a la justicia y la protección adecuada. Estas barreras pueden ser tanto estructurales como sociales y psicológicas. Destacan la revictimización y la falta de formación especializada en el personal del sistema judicial, lo que puede llevar a respuestas ineficaces y a perpetuar estereotipos. Existen también otras, como la presión social y familiar, la dependencia económica de la víctima hacia el agresor y la falta de apoyo psicológico, ya que el miedo, la vergüenza y la culpa suelen ser obstáculos psicológicos para denunciar