Pese a que la historia de carácter patriarcal se ha encargado de enterrar la figura de muchas mujeres que lograron grandes hitos, el nombre de Livia Drusila ha llegado hasta nuestros días. De fuerte personalidad y astuta inteligencia, Drusila marcó un antes y un después en Roma y su relato nos permite conocer suculentos detalles de la Edad Antigua, etapa que viaja desde la aparición de la escritura hasta la caída del Imperio romano.
El Doctor en Historia Santiago Castellanos, especialista en la Antigüedad tardía, acaba de lanzar un libro editado por Pinolia bajo el título 'Historia de Roma, de las aldeas del siglo VIII a. C. al final del Imperio siglo V d. C.' (23,70 euros en Almuzara Libros). En este periplo histórico, descubrimos el recorrido del Imperio romano, desde su nacimiento hasta su trágica caída. Junto a los miembros de las dinastías Julio-Claudia y Flavia, Livia Drusila tuvo un papel crucial en el origen y desarrollo de uno de los imperios más grandes y duraderos de la historia.
Tal fue la relevancia de Drusila que en 2021 se estrenó 'Domina', una serie británica dirigida por David Evans, Claire McCarthy y Debs Gardner-Paterson que, a lo largo de dos temporadas, contó la vida y el ascenso de Livia Drusila, tercera esposa de Augusto César. Sin lugar a dudas, aquellos interesados en esta poderosa mujer tienen varias vías a su alcance para deleitarse con su épica historia. En el caso que nos ocupa hoy, conocemos parte de la biografía de Livia Drusila, descrita como "un personaje alucinante" por parte del Doctor Castellanos, y su impacto en Roma. Gracias a las palabras de dicho Doctor en Historia, desenmascaramos las verdades y las mentiras que se han computado sobre ella.
Al igual que todas las mujeres, Livia nació en una sociedad construida sobre unas bases machistas y patriarcales, tal y como relata Castellanos. Aunque se ha especulado bastante al respecto, "Livia nació en torno al año 59 a.C. y murió el 29 d.C., es decir, llegó a ser octogenaria", algo curioso para la época. "Ella pertenecía a la aristocracia romana, a los Livios Drusos. Además, por parte de su padre, no solo pertenecía a los Livios Drusos, sino también a los Claudios". Esta unión a los Claudios se enfatizó cuando su padre la casó con su primo de familia patricia, Tiberio Claudio Nerón, en el 42 a.C. De este modo, por partida doble, Livia formó parte de una de las familias más importantes de la aristocracia romana.
Tiberio Claudio Nerón, primer marido de Livia, falleció el 33 a. C. Pese a que Livia ya era parte de la aristocracia romana, su matrimonio con Octaviano el 37 a. C fue el pase directo a "la cúspide del poder romano", como detalla Santiago Castellanos. La unión que formaron Livia y Octaviano traspasó todas las barreras posibles. El propio historiador destaca que Livia conoció a Octaviano el 39 a.C, cuando ya tenía un hijo, el futuro emperador Tiberio, y estaba embarazada del segundo, Druso el Mayor, que también llegó a ser un gran general. Por su parte, Octaviano ya tenía una hija fruto del matrimonio con su segunda esposa Escribonia, Julia la Mayor, su única descendencia biológica. Para Livia su unión con Octaviano supuso sus segundas nupcias, mientras que par Octaviano fueron las terceras.
Al encontrarse Livia y Gaius Octavius, que posteriormente pasaría a ser Augusto, "surgió un amor pasional", sentimiento marcado también por los "claros intereses políticos por ambas partes, a Octaviano le interesaba emparentarse con los Claudios y a Livia, emparentarse con este joven, Octaviano, que ya por entonces era uno de los primeros políticos de Roma". Así que amor e intereses se dieron de la mano en este flechazo histórico con tintes de prensa rosa.
"Octavio se enamoró perdidamente de ella"
Ambos se conocieron en un momento especialmente delicado en Roma. Después de la Guerra Civil que siguió al asesinato de Julio César el 44 a. C., Tiberio Claudio Nerón, marido por aquel entonces de Livia, y el padre de la joven estaban en el bando de los asesinos de Julio César, del que Octavio era heredero. De este modo, el que se convertiría posteriormente en su marido, era el enemigo oficial de su familia. Cuando Livia y Octaviano cruzaron sus vidas en una fiesta, él se "enamoró perdidamente de ella", enfatiza el historiador, y así nació una historia de pasión bañada por condicionantes políticos.
Livia y Augusto se casaron el día después de formalizar sus respectivos divorcios y su amor perduró durante los siguientes 52 años, a pesar del hecho de que no tuvieron hijos juntos. Este matrimonio unió a dos clanes destacados, los Julio, la familia de Augusto, y los Claudio, la familia política de Livia por alianza matrimonial. Más allá de convertirse en una pareja prototípica en la época, Livia y Augusto fueron aliados políticos, ya que ella la consejera de confianza de su esposo.
El 39 a.C., año de nupcias entre Livia y Augusto, fue especialmente intenso en el marco político de Roma. Castellanos destaca que "Octavio ya era en uno de los políticos más importantes de Roma y seguían las guerras contra los que habían asesinado a César. Además, ya empezaba a haber cierta rivalidad con Marco Antonio, que era otro de los Triunviro, que estaban al frente de la República junto al propio Octavio". Desde el pasado 43 a. C., Octavio, Marco Antonio y Lépido eran los líderes de una dictadura militar, conocida como el Segundo Triunvirato.
"Octavio y Livia encararon una imagen de austeridad, conservadurismo, que luego en la práctica no era de todo así"
Al contraer matrimonio, "Octavio y Livia encararon una imagen de austeridad, conservadurismo, que luego en la práctica no era de todo así". Con esta actitud conservadora, "hicieron frente, con el paso de los años, la tendencia de Marco Antonio, al lujo, la depravación y a su romance con Cleopatra". El historiador hace hincapié en que, desde que se unió a Augusto, formó parte de "la propaganda de la dama romana, de la matrona romana que se quedaba en casa tejiendo". Lejos de esa realidad, lujo crecía su alrededor y tenían todo a su alcance. Livia y Augusto hicieron de su pareja un hito político.
En el año 31 a.C, los ejércitos de Octavio derrotaron finalmente a Cleopatra y Marco Antonio. Tras esta pérdida, ambos se suicidaron y O"ctavio se quedó como el único hombre a la cabeza de Roma. Por ende, Livia dejó de ser la esposa de un político importante en Roma, para convertirse en la mujer del primer emperador, cargo que Augusto ocupó desde el año 27 a. C. hasta su muerte en el 14 d. C. Desde el 27 a. C., "ya podemos hablar de Augusto como tal", afirma el Doctor en Historia.
"Livia encarnaba el paradigma de dama romana tradicional, una matrona romana que vestía de forma austera, que apenas llevaba joyas"
A pesar del ascenso de Augusto a lo más alto de Roma, Livia seguía encarnando "el paradigma de dama romana tradicional, una matrona romana que vestía de forma austera, que apenas llevaba joyas". Como ya hemos comentado, la realidad era totalmente distinta, dado que Augusto y Livia vivían entre lujo y opulencia. El historiador hace referencia a la villa de Livia o villa de Primaporta, que se puede visitar en Prima Porta (periferia del norte de Roma), como claro ejemplo de su estilo de vida real.
La influencia de Livia Drusila en Roma fue magnánima. Ella fue una pieza angular en la propaganda augustea. El ascenso de Augusto a emperador fue el primer paso del que sería el Imperio romano y Livia creó el modelo de mujer romana que reinó durante siglos. Castellanos afirma que el legado de Livia también tuvo impacto a nivel estético. "Los peinados que se reproducían por todo el Imperio imitaban los bustos y las imágenes de Livia", enfatiza en su discurso. Estas representaciones también se plasmaban "en muros, en monedas, etc.",
Finalmente, el Doctor en Historia no duda en mencionar un detalle clave de la unión de Livia y Augusto. "Livia aportaba dos hijos al matrimonio con Augusto, Tiberio y Druso, pero los dos hijos eran de su matrimonio anterior con Claudio Nerón. Augusto les dio poderes políticos y militares, los envió a misiones muy complicadas". En una de estas misiones, Druso murió joven, aunque lo hizo como padre de Germánico, del emperador Claudio y de Livila la Joven.
El otro hijo que Livia aportó al matrimonio con Octaviano, Tiberio (posteriormente Tiberio Julio César Augusto), fue el sucesor de Augusto. Pese a que Augusto tenía tres nietos varones de sangre por parte de la hija que tuvo con Escribonia, Cayo César, Agripa Póstumo y Lucio César, y pensó en ellos como posibles sucesores, todos murieron antes que el propio Augusto de forma un tanto extraña. Por supuesto, sus tres nietas sanguíneas, Julia la Menor y Agripina la Mayor, no optaban a dicha posición. Así que Tiberio era el único "descendiente" del emperador vivo el momento del fallecimiento del primer emperador romano.
He aquí una de las partes más dramáticas de la vida y legado de Livia Drusila, que pasó a ser conocida como una pérfida envenenadora. Castellanos subraya que las malas lenguas culparon a Livia de usar veneno para causar esas muertes. Eso sí, defiende que "son hechos que aparecen en algunas tradiciones, pero que no se puede saber, lo más probable es que fuera producto de una suma de casualidades". La muerte de los nietos sanguíneos de Augusto, además de Agripa, que fue uno de los hombres de confianza del primer emperador romano, cedió el poder a Tiberio, hijo biológico de Livia y Tiberio Claudio Nerón. Así, se inauguró la época de poder de Tiberio Julio César Augusto, segundo emperador romano, que gobernó desde el 17 de septiembre del año 14 d.C. hasta su muerte, el 16 de marzo de 37 d. C.
Santiago Castellanos describe a Livia como "un personaje apasionante" con "cierto carácter siniestro" que la dotaron de un misticismo asombroso. La mezcla de la cara y la cruz de una misma historia. Las intrigas palaciegas que sellaron el destino de Roma son las protagonistas del último libro del historiador, que lo tiene todo para conquistar a los amantes de la historia y a aquellos sedientos de relatos en los que el amor y el odio conviven en una fina línea.