Según explican a El Confidencial Digital fuentes gubernamentales bien situadas en Moncloa, el gabinete de Mariano Rajoy cuenta ya con algunos estudios sobre intención de voto en Cataluña, en previsión a unas nuevas elecciones autonómicas en marzo si Artur Mas no logra formar gobierno antes del próximo día 10.
En esas previsiones demoscópicas, se apunta a una victoria de En Comú Podem, la marca que empleó Podemos en la región para las elecciones generales, y que es heredera de Barcelona en Comú, el nombre con el que bautizó Ada Colau la lista que ella encabezaba para las municipales del pasado mes de mayo.
Si hay nuevas elecciones en Cataluña, desde el Ejecutivo se tiene constancia que el partido de Pablo Iglesias, después del fracaso de Catalunya Sí que es Pot, el nombre de la candidatura que formó Podemos junto a ICV para las catalanas de septiembre, apostaría por situar a la propia Colau al frente de En Comú Podem para aspitar a la Generalitat.
Un golpe de efecto que ya se ha planteado a los votantes catalanes y que, a tenor de los resultados obtenidos, seduce a un gran porcentaje de la población, entre los que se encontrarían ciudadanos que en anteriores comicios apoyaron a partidos tan dispares como PSC, ERC o la CUP.
En Cataluña, explican desde el Ejecutivo, los principales partidos son conscientes del tirón que tiene Colau, y su plataforma En Comú dentro del electorado. Más aún después del éxito de esta marca en las elecciones del pasado mes de diciembre.
Por todo ello, tanto el Gobierno como el PP catalán temen que la CUP, ante el auge del proyecto de la actual alcaldesa de Barcelona, se decida finalmente por no apoyar a Artur Mas para forzar unas nuevas elecciones y buscar, tras esos comicios, una alianza con la formación de Colau.
A ese proyecto podría sumarse también Esquerra Republicana, que no volvería a presentarse junto a Convergencia tras el fiasco de Junts pel Sí. Así las cosas, podría repetirse, al frente de la Generalitat, un Gobierno tripartito como el que en su día presidió Montilla. Solo que esta vez, tal y como aseguran desde el Ejecutivo, “lo integrarían dos partidos anti-sistema y uno independentista”.
