Aunque en la historia ha habido casos de personas que han desarrollado métodos para ganar sistemáticamente sorteos, las matemáticas de la Lotería de Navidad son tozudas. Ante “sorteos bien diseñados como este no hay mucho que hacer“. Repasamos con el matemático Santi García Cremades (UMH Elx) seis claves.
La Lotería de Navidad se caracteriza por ser un juego de azar puro, y “la probabilidad de que te toque el Gordo es de 1 entre 100.000. Cada billete tiene exactamente las mismas oportunidades”. Así lo explica el matemático en el capítulo 53 de Tampoco es el fin del mundo. Esto significa que, independientemente del número que elijas, la probabilidad de ganar sigue siendo del 0,001%.
El diseño del sorteo garantiza que no haya ventajas ocultas: las bolas pesan lo mismo y están grabadas con láser para evitar cualquier desequilibrio. Esto refuerza la igualdad entre todos los participantes.
La respuesta corta es no. Desde un punto de vista de las matemáticas, la Lotería de Navidad tiene “esperanza negativa”. Como explica García Cremades, “en juegos bien diseñados, como la Lotería de Navidad, es imposible ganar sistemáticamente (dinero)” a través de método alguno.
Esperanza matemática en la Lotería de Navidad. Un décimo cuesta 20 euros. Se pueden ganar hasta 400.000 euros. Por cada euro invertido, 20.000 de vuelta. Como la probabilidad de acertar es 1/100.000, la esperanza será: 20.000 multiplicado por (1/100.000) = 1/5. Un quinto es un 20%. Para que la esperanza matemática fuera favorable al jugador, esa cifra tendría que ser de superior al 100%. No ocurre ni con la pedrea de esta lotería.
Esto implica que, aunque compres muchos décimos, las probabilidades de ganar no mejoran significativamente y, en términos económicos, la mayoría de las veces perderás dinero.
“La bola no tiene memoria. Es el ser humano quien se aferra a las estadísticas pasadas para buscar patrones que no existen”, explica Cremades. En otras palabras, los resultados de sorteos anteriores no influyen en el futuro, ya que cada extracción es un evento independiente.
Esta confusión entre probabilidad y estadística en la Lotería de Navidad lleva a que algunos jugadores intenten buscar ventajas en patrones históricos que, en realidad, no existen. “La probabilidad matemática se resetea cada vez”.
Aunque analizar las terminaciones de los números puede ser entretenido, no sirve para predecir futuros resultados. Cremades comenta: “El cinco y el ocho han salido más veces, pero eso no significa que tengan más probabilidades de salir. Es pura curiosidad estadística”.
Antes, modelos de inteligencia artificial como ChatGPT ofrecían respuestas atrevidas sobre qué número podría ser premiado. Hoy, estas herramientas han aprendido a ser más prudentes. “El modelo ha dejado de ser un cuñado y ahora responde que predecir el número premiado es imposible porque se trata de un sorteo completamente aleatorio”, afirma el matemático.
Esto subraya cómo incluso la tecnología reconoce los límites de los pronósticos en un contexto de azar puro.
García Cremades es un matemático que juega a la Lotería de Navidad, más como un acto social que una inversión. Para él, el sorteo del 22 de diciembre es, ante todo, una tradición cargada de emoción y esperanza compartida. Pero no olvidemos que, matemáticamente, la mejor estrategia siempre es disfrutar del momento sin esperar ganar.