Cómo disfrutar de la comida sin culpa y con salud en Navidad: cinco consejos de Boticaria García

Cada vez cuesta más sobrevivir a una Navidad que se extiende a lo largo de un mes y pico: una sucesión de eventos sociales ligados a la comida retan a partes iguales a la báscula, la conciencia y, lo que es peor, la salud (física y mental). Pero la receta para que nuestro organismo lidie con el festival de grasas saturadas y azúcar de estas fiestas empieza así, según recomienda Boticaria García: “Disfrutar”. La nutricionista, que participa en el capítulo 52 de Tampoco es el fin del mundo, da estos cinco consejos:

1. Si tenemos claro eso, no hay que preocuparse. “Es verdad que ahora empezamos casi tras Acción de Gracias y terminamos el 7 de enero, y por eso hay cosas que podemos hacer por nuestra salud”. Porque los excesos puntuales no son un problema. Alargar el calendario de excesos, un poco más. Pero lo importante es reconocer cuáles son y saber que no pueden convertirse en la pauta nutricional a lo largo del año. Si es así, se puede pedir ayuda profesional.
   
   
   
2. “Cuando la gente se sienta a comer, muchas veces ya ha comido”, asegura Boticaria García. Stop canapés sin ton ni son. Muchas veces se preparan a base de ultraprocesados totalmente prescindibles. “No pongamos 50.000 entrantes en la mesa” pudiendo seleccionar “un buen jamón o un buen queso”. Y ya.
   
   
   
3. Que se vea lo que ya hemos consumido. “Hay estudios que muestran que cuando tú vas quitando los platos te da la sensación de que acabas de empezar y entonces quieres más”. No se trata de tener la mesa “como un zorromostro en Navidad”, dice Boticaria García, pero la permanente presencia de comida disponible no siempre es lo mejor para nuestra salud.
   
   
   
4. “salvo que tu abuela haga su tarta milhojas y sea la ilusión de la familia”. ¿Para qué un plato dulce extra si luego nos vamos a lanzar a los turrones? De hecho, el turrón (original) es una comida que sólo disfrutamos en Navidad y está lejos de ser de lo peor para nuestra salud. Almendras y miel –si es de calidad– frente a la carga de grasas trans de la bollería industrial.
   
   
   
5. Tras una buena comida o cena de Navidad el cuerpo puede pedir sofá. Pero “¿por qué no nos damos un paseo en familia si se puede?”. Boticaria García recuerda que está demostrado que el movimiento tras una ingesta importante “baja la curva de glucosa, ayuda hacer que todo sea mucho más llevadero”. Y que no te líen con lo de no comer fruta o pan por la dichosa glucosa. Incluso una persona con diabetes puede hacerlo si está controlada. La clave está en la fibra:

Y una bola extra: no seas el cuñado que juzga lo que come o deja de comer el resto. Ni su físico en relación con la comida. Disfruta de estos días especiales, que no seas tú quien se lo impida a nadie.