Las (supuestas) últimas horas de negociación en Bakú prometen alargarse, como suele ocurrir al final de cada cumbre del clima. Esta COP29 se había estancado a la hora de poner números y mecanismos para financiar la mitigación de la emergencia climática en países menos desarrollados. Tras un borrador exiguo presentado el jueves, la presidencia azerbaiyana ha presentado un documento algo más preciso este viernes.
¿Cuánto dinero piden los países en vía de desarrollo? Esos 1,3 billones de dólares, pero que al menos 600.000 fueran públicos, fundamentalmente en forma de subvenciones, no préstamos, inversiones u otras “fórmulas innovadoras”.
El Grupo de Expertos Independientes de Alto Nivel sobre Financiación Climática hizo un análisis de las necesidades de los países en desarrollo que llegó a la conclusión de que hace falta esa cantidad. 250.000 millones es una cifra “demasiado baja y no es coherente con el cumplimiento del Acuerdo de París”, han señalado.
Sí. Eso cree el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales. Un análisis de este grupo cree que podría lograrse mediante reformas ya prometidas por los bancos multilaterales de desarrollo y apenas algo más de financiación acordada de Estado a Estado.
Desde Greenpeace, Jasper Inventor ha destacado que los países del norte global tienen que comprender la desesperación y la necesidad urgente de ayuda, y una financiación pública sólida proporcionará esperanza, “pero las necesidades son muy superiores a esta oferta presentada”. Algo en que coinciden la mayoría de analistas de think tanks y lobbies climáticos concentrados en Bakú.
El texto no contempla una sola línea para el mecanismo de pérdidas y daños, el dinero que los Estados deben poner para pagar la recuperación de eventos meteorológicos extremos asociados a la emergencia climática, como apunta lo ocurrido en la dana vivida en España este octubre.