La película Hombres duros (Men up, en su título original, disponible en Filmin) narra la historia real del primer ensayo clínico del medicamento que se convertiría en la Viagra, una investigación que tuvo lugar en el Hospital Morriston de Swansea (Gales) en 1994.
La historia de la Viagra. Todo empezó hace 30 años en Gran Bretaña. La división británica del gigante farmacéutico estadounidense Pfizer —conocido mundialmente por haber sido uno de los que desarrollaron la vacuna contra la covid— estaba realizando ensayos con un nuevo medicamento para calmar el dolor torácico provocado por la angina de pecho. Se llamaba UK-92480, conocido como sildenafilo, un fármaco vasodilatador que aumenta el calibre de las arterias. Pero el resultado no fue el esperado.
Los detalles científicos del descubrimiento. Según explica a Newtral.es Magdalena Torres, catedrática de Bioquímica de la Universidad Complutense, la de la Viagra es una historia de un fracaso que se convirtió en éxito. “Pfizer buscaba un tratamiento que mejorase la vasodilatación en los vasos sanguíneos del corazón, pero no encontró efectos cuando el fármaco se estaba ensayando en humanos. Algunos de los voluntarios que participaron en el ensayo refirieron que, al tomar el medicamento, tenían erecciones”. En ese momento, el farmacólogo Louis Ignarro publicó el mecanismo molecular por el que podía explicarse el efecto del sildenafilo en la erección del pene (y ganó por ello el Nobel de Medicina y Fisiología en 1998). Esto hizo que Pfizer abandonase el proyecto de la angina de pecho y se centrase en la disfunción eréctil.
El primer ensayo clínico de la Viagra en el mundo. Como muestra la película Hombres duros, el primer ensayo clínico de la Viagra en el mundo tuvo lugar en 1994 en el Hospital Morriston de Swansea (Gales) y lo lideró el doctor David Price (Dylan Pearce en la ficción) que ha basado su trabajo de investigación en el tratamiento de la disfunción eréctil en pacientes con diabetes.
Los ensayos. “Hicimos los primeros ensayos en el 94 y, tras el primer paciente, quedó claro que teníamos algo especial”, recordaba el doctor Price a la BBC. “Se trataba de hombres corrientes de Swansea, de mediana edad, que podían mantener relaciones sexuales por primera vez en años con sólo tomar una pastilla”. El resto es historia: despegó.
¿Serendipia? Lo ocurrido con la Viagra ilustra cómo funciona a veces la ciencia, explica Torres, que remite el ejemplo más conocido: el descubrimiento de la penicilina en 1928 por Fleming. “Cuando se plantean los experimentos para contrastar nuestra hipótesis, a veces obtenemos resultados que no hemos previsto y que somos capaces de explicar, pero otras veces no somos capaces de explicarlos con los datos de los que se disponen”, argumenta la bioquímica.
Magdalena Torres, catedrática de Bioquímica de la Universidad Complutense
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