Tres años después de Tokio 2020, donde rozó el podio, María Pérez se cuelga el cartel de favorita a las medallas en los 20 km marcha. Campeona del Mundo en 2023, sobre ella pesan los focos del atletismo español en París 2024. “Asumo la etiqueta y la responsabilidad de estar en el punto de mira. Me gusta esa exigencia, me da adrenalina y tensión. Sé gestionar bien cada momento, para mí es algo innato”, explica a Newtral.es.
Cuando María Pérez (Granada, 1996) se colgó la medalla de oro en el pasado Mundial, la selección femenina de fútbol hizo historia eliminando toda la atención sobre su gesta. Cuatro días después, repitió el éxito en los 35 km junto a Álvaro Martín. “Hemos tenido que volver a hacerlo para que nos quieran un poco”, decía tras pasar la meta. En ese instante, aunque nadie lo sabía, la atleta sufría una lesión en el sacro que ha marcado su calendario posterior. “Puede ser una desventaja en París 2024, pero también llego más descansada”.
En Budapest, María Pérez se convirtió en la primera atleta española en lograr dos medallas de oro en un mismo Mundial. Un logro histórico que premiaba el trabajo realizado desde que en Tokio 2020 se quedó a un solo escalón de la medalla. En el camino pensó dejar la marcha por las constantes descalificaciones que sufría, y vivió de cerca la operación de su mujer por un cáncer. “He aprendido más de las cosas malas que de las buenas, me han forjado ante cualquier cosa y me han hecho madurar”.
Cuando marcha, María Pérez piensa en blanco y deja atrás ese duro camino olímpico. Recuperada del proceso, la atleta granadina busca al menos una medalla en los 20 km marcha. “Cuando estoy compitiendo no gasto energía, pero cuando termino y veo que me salen bien las cosas pienso en que mi familia esté orgullosa. Ir a París 2024 es gratificante, un regalo para quienes me han ayudado”, dice emocionada.
Para María Pérez hay un factor determinante en el éxito: su infancia. “La personalidad se forja en los primeros años de vida, es algo que he estudiado en Magisterio. Vengo de una familia muy humilde, he trabajado desde los 15 años para ayudar en casa, es lo que he mamado. Cuando ves a tu padre irse a la obra a las siete de la mañana y volver a las ocho de la tarde después de todo el día al sol, valoras más las cosas y le das sentido a lo que haces”.
Ahora que las miradas se dirigen hacia María Pérez, ella señala un barco lleno. “No estaba así cuando las cosas no salían, cuando solo lloraba. En esos momentos es cuando conoces a las personas de verdad, cuando sufres es cuando ves quiénes son los verdaderos amigos”. Aunque esos momentos, dice, también le han ayudado a pasar tiempo con su gente, algo a lo que tiene que renunciar habitualmente. “En mi carrera no me ha dado tiempo ni a despedirme de las personas que la vida se lleva, espero que estén orgullosos de mí”.
Antes de marchar en París 2024, María Pérez recuerda los valores olímpicos y la importancia social de su visibilidad en esta competición. “Muchos no teníamos referentes y ahora esos niños y niñas tienen en quién fijarse, es muy bonito porque les va cambiando la manera de pensar. Por ello tenemos que respetar el deporte y ser ejemplo de perseverancia y esfuerzo para ellos. Hay personas que vienen a la vida para ayudar a otras, como los médicos, y nosotros tenemos la suerte de ser un ejemplo para los más pequeños”.