No hay dudas de que el tabaco, la contaminación, el alcohol o la exposición al sol producen cáncer en humanos. No hay dudas porque se conocen bien sus mecanismos inflamatorios y mutagénicos. No sólo sabemos cómo alteran nuestro ADN celular, sino que estudios epidemiológicos ven claras correlaciones entre ciertos hábitos y el mayor riesgo de cáncer en la población (nunca el 100%, claro, porque hay otros factores y de lo contrario estaría todo el mundo enfermo). Hasta ahí, todo claro. Pero ¿qué pasa con los polvos de talco y el cáncer de ovario?
Valga para el talco o para componentes de los plásticos: que algo sea cancerígeno o tóxico ”no quiere decir que nos vaya a producir un cáncer o intoxicar automáticamente”, explicaba en este capítulo de Tampoco es el fin del mundo la química experta en plásticos y salud y directora del IDAEA-CSIC Ethel Eljarrat. Pero saberlo permite diseñar regulaciones, alternativas y nuevos estudios.
Kevin McConway, profesor emérito de Estadística Aplicada de la Open University, recuerda que siempre se genera un poco esta confusión en los comunicados de la IARC (pasó con la carne roja). “La interpretación más obvia es en realidad engañosa. No dice nada sobre si la exposición a la sustancia aumenta el riesgo de cáncer en humanos en una cantidad particular de exposición o en circunstancias particulares”.
Este es el matiz importante. Y más aún el de “probable” del Grupo 2. Como recuerda en el SMC de España Alejandro Pérez Fidalgo, médico del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Valencia e INCLIVA, “no significa que porque alguien use talco, incluso con cierta regularidad, esté claramente en riesgo de generar cáncer; va a depender de la dosis, tiempo y forma de contacto”. La IARC se limita a decir si algo puede producir o no cáncer. Y con eso, invitar a más estudios sobre usos concretos, niveles y regulación, que está en manos de las autoridades.
Esto aleja bastante al talco de compararlo con el tabaco o el alcohol. Ahí no hay dosis segura y el consumo de estas sustancias es cancerígeno. Sin lo de “probable”.
En los polvos de talco puede haber algo más que talco, que es un mineral magnésico-silicato de arcilla cuya roca madre puede coincidir con la del amianto. “Pueden contener trazas de asbesto, que es carcinógeno”, señala desde el NIEHS de EE.UU. una de sus mayores expertas, la epidemióloga Katie O’Brien. Los asbestos o amiantos (usados en antiguos techos de uralita, forramientos de tuberías y paredes, etc.) pueden provocar cáncer de pleura años después de ser respirados. ¿Hay en los botes de talco suficientes como para aumentar el riesgo de cáncer?
“Las normas para analizar la presencia de asbesto en productos de talco no son suficientes para descartar la contaminación por asbesto”, señala en el SMC de España. En 2020, un equipo analizó 21 productos cosméticos de EE.UU. Tres de ellos tenían trazas de amianto.
Quizás todo el lío se desharía si tuviéramos claro que no hay amianto en cada bote de polvos de talco. Pero “los estudios clásicos solían incluir talco contaminado con asbesto”, destaca el doctor Pérez Fidalgo en el SMC de España. La realidad es que desde los años diez, ha caído notablemente la presencia de asbestos en los polvos de talco comerciales, según confirma una de las mayores cazadoras de amianto en el talco, la investigadora en geofarmacia de la UGR María Virginia Fernández González en la misma plataforma.
La doctora O’Brien cree que las mujeres deben “tener en cuenta los posibles efectos sobre la salud tanto del talco como del asbesto a la hora de usar de polvos corporales”. Pérez-Fidalgo, por su parte, cree que “en virtud de esta nueva clasificación (aunque no con gran solidez), sería recomendable evitar en la medida de lo posible el uso genital de polvo de talco“.
En cuanto al ACN, nada indica que la infancia vaya a desarrollar cáncer por jugar con piezas de este plástico. Disinto es exponerse al humo de su combustión en una fábrica, por poner un ejemplo algo extremo. Pero Andrew Watterson, investigador en Salud pública de la Universidad de Stirling (Reino Unido), interpela a la industria. ”Su uso en plásticos es ahora aún más cuestionable, cuando las políticas abogan por grandes recortes en el uso de plásticos relacionados con mayores riesgos para el medio ambiente y la salud”. Defiende que hay alternativas. Pero a la industria no siempre le salen las cuentas.
El mayor fabricante de piezas con ACN, Lego, decidió en 2021 empezar a sustituir el ACN por PET reciclado de botellas de plástico (por motivos ambientales). En 2023 anunció que abandonaba su proyecto tras descubrir que su huella de carbono estaba siendo mayor.