La lista de artistas que ha decidido vender parte de su catálogo o todo su catálogo musical, sus derechos musicales, parece interminable: desde Justin Bieber hasta Bruce Springsteen, pasando por Bob Dylan, David Bowie, Imagine Dragons o Stevie Nicks, entre otros. Han decidido dejar de ser los dueños de su música, que pasa a las manos de grandes discográficas o inversores. ¿Por qué hay grandes artistas que toman esta decisión?
Estas leyendas de la música, cada uno dentro de su género, han ingresado una importante suma de dinero gracias a esta venta. Por ejemplo, Bieber vendió por alrededor de 200 millones de dólares su música, mientras que Springsteen dobló esa cifra y vendió su música por un importe que ronda los 500 millones de dólares.
Lo primero que hay que explicar es qué significa vender los derechos musicales. Hay dos tipos de derechos: el primero, los derechos de publicación, pertenecen fundamentalmente al compositor del tema. Pero luego hay un segundo tipo de derechos que son los de grabación, y estos suelen pertenecer a los sellos o discográficas que los producen.
Se puede dar el caso, aunque no es lo habitual, de que el sello haga un uso de esos derechos musicales de grabación en contra del criterio del compositor, que solo posee los derechos de publicación. Esto le pasó a Taylor Swift, que tuvo que regrabar muchos de sus temas antiguos para poder ser la dueña también de esos derechos de producción.
De estos dos tipos de derechos, el artista es el que recibe la mayor parte del dinero que genera una canción gracias a los derechos musicales de publicación, y lo hace en forma de regalías, licencias, acuerdos con marcas y otras fuentes de ingresos.
Dicho esto, lo que muchos artistas están haciendo es vender ahora esos derechos de publicación a las propias discográficas o a empresas inversoras que operan en la industria musical.
El hecho de vender derechos musicales no estaba tan activo hasta hace unos pocos años, concretamente, desde la pandemia. El año 2020 supuso un punto de inflexión en cuanto a la oferta y la demanda, y este mercado comenzó a crecer, según explica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
El porqué el año 2020 supuso un antes y un después para este mercado tiene que ver con el parón de la música en vivo. Al estar en una situación pandémica, muchos artistas tuvieron que cancelar sus giras y vieron una oportunidad de ingresar grandes cantidades de dinero al vender los derechos musicales de sus canciones. Y precisamente, artistas consagrados han dado este paso por muchas otras ventajas económicas que tiene esta operación.
Según el Wall Street Journal, los catálogos de música se están comercializando entre 10 y 18 veces su valor anual, lo que significa que un catálogo por el que habría pagado 41.000 euros podría alcanzar ahora una cifra de entre 4 y 40 millones de euros.
La más importante, según el análisis de la prestigiosa revista musical Rolling Stone, cuando un artista vende su catálogo musical, cuando vende sus derechos musicales, sus ingresos ya no dependen de la popularidad de sus temas a lo largo del tiempo, ni de posibles crisis futuras en la industria musical. Es decir, consigue unos ingresos inmediatos que, además, el estar este mercado en auge, suelen ser sustanciales.
Sin embargo, también existen varios inconvenientes para los artistas a la hora de vender su música. Uno de ellos es económico. Al vender el catálogo, el artista pierde la oportunidad de seguir ganando dinero si su tema se mantiene o se vuelve más exitoso. Según el informe de la Asociación de Medios Digitales Streaming Forward Report, los ingresos por reproducción de música en las plataformas de streaming superaron los 10 mil millones de dólares en 2019 (8,2 mil millones de euros).
Esta cifra supone un aumento del 21% con respecto al año anterior, lo que significa que el mercado del streaming no deja de crecer, y esto beneficia a las canciones más virales.
Pero además del tema económico, también es importante resaltar el musical. Cuando los propios artistas son dueños de su música, tienen el poder de decidir cómo se utiliza su música y poder decidir el rumbo de su carrera y dónde y cuándo sonarán sus temas. Este poder, al vender los derechos de publicación, se transfiere al comprador.
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI)
Asociación de Medios Digitales Streaming Forward Report
Revista musical Rolling Stone
Wall Street Journal