La campaña electoral del 20D arranca con la amenaza de jubilar el tradicional modo de hacer política: los partidos ya no apuestan su fortuna en las caravanas electorales y fían a la televisión su suerte en las urnas. Las política que se revolucionó en las plazas se obsesiona con el sofá de las salas de estar para desempatar el pañuelo en el que las encuestas han envuelto a las cuatro principales formaciones que concurren a los comicios.