El grupo que se ha atribuido el atentado terrorista perpetrado este viernes 22 de marzo en Moscú, según informa Reuters, es el brazo regional del Estado Islámico en Afganistán, denominado ISIS-K. Son las siglas del ISIS en la provincia del Khorasan, una región histórica que comprende un vasto territorio situado actualmente en el noreste de Irán, el sur de Turkmenistán y el norte de Afganistán. No obstante, por el momento, no hay confirmación oficial de la autoría del ataque.
Contexto. Un ataque “terrorista” —como ha calificado Rusia— en la sala de conciertos Crocus City Hall, en Moscú, ha causado por el momento 115 víctimas mortales y decenas de heridos, según informa el Comité de Investigación de la Federación rusa. Según el relato de los hechos de los medios rusos, un grupo de personas vestidas de camuflaje entraron en el recinto con armas automáticas y abrieron fuego justo ante de empezar el concierto del grupo Picnic a las 20.00 horas (18.00 hora peninsular española). Las 6.200 entradas estaban vendidas. Los atacantes también provocaron un incendio en el centro de ocio donde se encuentra la sala de conciertos. Por ahora, las autoridades rusas han informado que han detenido a cuatro personas cerca de la frontera con Ucrania.
Como explicamos en Newtral.es con la ayuda de los expertos Pablo Sapag, profesor de la Universidad Complutense de Madrid experto en Geopolítica, Relaciones Internacionales y corresponsal en Afganistán en 2001; y Pilar Rangel, profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Málaga, esta organización terrorista es la rama afgana del Estado Islámico, a la que se conoce como ISIS de Khorasan (o ISIS-K), en referencia a una región de Asia Central que estuvo bajo el control de un antiguo califato que ocupó partes de Afganistán, Irán, Turkmenistán, Tayikistán, Uzbekistán y Pakistán.
“Las siglas significan Estado Islámico Khorasan (IS-K) aunque también hemos podido leer ISIS-K pero lo correcto es hablar de IS-K”, explicaba Rangel.
No se trata de una organización terrorista nueva, como indicaba Sapag: “Este grupo comienza a desarrollar sus capacidades militares terroristas sobre todo en Siria, donde sus yihadistas combaten dentro de las filas del Estado Islámico o incluso dentro de Jabhat Al-Nusra, que es la marca de Al Qaeda en ese país. Por lo tanto, no es un grupo desconocido, lo que pasa que los países occidentales lo incluían en esa especie de universo de grupos a los que se denominaba radicales, pero no se les identificaba claramente como grupos terroristas o yihadistas”.
De acuerdo con un documento publicado en 2021 por Naciones Unidas, esta organización está compuesta por entre 1.500 y 2.200 miembros ubicados en el este de Afganistán. Este informe advertía sobre la llegada de un “ambicioso nuevo líder”, en 2020, llamado Shahab al-Muhajir, y aseguraba que continuarían operando de forma “activa y peligrosa”, especialmente si lograban posicionarse como el único grupo en Afganistán que recluta a talibanes y militantes desencantados con la situación actual de su país.
El funcionamiento del Estado Islámico se basa en un sistema de franquicias, es decir, hay una marca y distintos grupos regionales se cuelgan de ella: “Tienen cierta autonomía, pero actúan tanto por su agenda inmediata, local o nacional, como por la agenda globalizada del Estado Islámico”, explicaba Sapag.
Según confirmaron Sapag y Rangel a Newtral.es, ISIS-K es el grupo terrorista más extremo y violento de todas las organizaciones yihadistas que operan en Afganistán. El grupo se dedica a atraer a yihadistas tanto de Pakistán como de Afganistán y, especialmente, a reclutar talibanes descontentos con su organización por no ser “suficientemente extremista”.
Una de las principales diferencias que tienen con los talibanes es que mientras que estos se limitan geográficamente al territorio afgano, el ISIS-K busca llevar a cabo ataques contra objetivos occidentales, internacionales y humanitarios, sin importar la localización. Como indicó el profesor de la Complutense, “los talibanes no solo son un grupo político, religioso e islamista radical, sino que además son un grupo etno-nacionalista, en primer lugar pastún y en segundo lugar afgano”.
El distanciamiento entre el ISIS-K y los talibanes se acentuó por el acuerdo de paz alcanzado por estos últimos con Estados Unidos, el 29 febrero de 2020 en Doha (Qatar), algo que la rama del Estado Islámico considera como “colaborar” con los norteamericanos en “hoteles elegantes” para evacuar espías del país, algo que Sapag califica de “propaganda” para marcar las diferencias entre ambos grupos.
En relación con Al Qaeda, un informe de Naciones Unidas dirigido al Consejo de Seguridad de esta organización del 19 de mayo de 2020 afirmaba que “las relaciones entre los talibanes, especialmente la Red Haqqani, y AlQaeda siguen siendo estrechas y se basan en la amistad, una historia de lucha compartida la afinidad ideológica y los matrimonios entre miembros de ambos grupos”. Es cierto que se han detectado ciertas distensiones entre la organización que fundó Bin Laden y los talibanes, ya que en ambas partes existen facciones muy contrarias a los acuerdos con Occidente.
Según el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la organización, que anunció oficialmente su formación en un vídeo publicado el 10 de enero de 2015, está dirigida por un grupo de ex líderes talibanes afganos y paquistaníes que juraban lealtad al Estado Islámico. Unas semanas después, el portavoz del Estado Islámico, Abou Mohamed al Adnani, declaró la expansión de su grupo terrorista –en ese momento con una fuerte presencia en Siria e Irak– a la provincia Khorasan tras reconocer al ISIS-K como parte de él.
Es importante recalcar que no solo es un grupo enemigo de Occidente, sino también de los propios talibán. ”Tendremos que ver los próximos días cual es la situación en Afganistán después del último atentado que dejo numerosas víctimas y las declaraciones del talibán que no iban a permitir el terrorismo dentro de su país”, explicaba Rangel.
Tal y como aclararó Pablo Sapag, se trata de una clara estrategia del Estado Islámico. Se basan en las ideas de Mustafá Setmarian para la Yihad, en donde asegura que esta se puede hacer de manera individual, por células o en frente abierto, siendo este último el modo predilecto de la organización. Aprovechan situaciones de desestabilización donde se pueden controlar grandes territorios y combatir con material pesado de guerra. Esto les permite entrenar yihadistas de todas partes del mundo, como en el caso de Siria, y así, posteriormente, crear “franquicias” en otros territorios.
Telegram del Comité de Investigación de la Federación rusa
Reuters
Medios rusos
Análisis sobre el ISIS-K publicado en Newtral.es