Lo esencial. Joe Biden es el favorito para representar a los demócratas en las elecciones presidenciales de 2024, ¿pero y si aparece una alternativa?
- Los rumores están alcanzando un punto álgido estas semanas conforme más encuestas ponen a Biden por debajo de su probable rival, Donald Trump.
- Y también, conforme los propios votantes demócratas señalan en esas encuestas que tienen preocupaciones sobre los 80 años de edad del presidente estadounidense.
Pero cualquier alternativa a Biden despierta tantas incógnitas como inquietudes entre los demócratas. ¿Es posible elegir a un sustituto a estas alturas de la contienda? ¿Pueden demócratas y sus votantes decidirse por un candidato a tiempo? ¿O está abocado el partido a una nueva guerra abierta entre posibles aspirantes?
Lo último. Solo en el último mes, varias encuestas han evidenciado uno de los mayores escollos entre Biden y la reelección: los votantes quieren una alternativa.
- El 70% de los estadounidenses, incluyendo un 51% de demócratas, no quieren otra candidatura de Biden a la presidencia, según una encuesta de NBC News.
- Y el 67% de votantes demócratas y de votantes independientes que se inclinan por ese partido dicen que querrían a otro candidato distinto a Biden, según una encuesta de CNN/SSRS.
Mucho tiene que ver con la edad.
Por eso, en este artículo analizamos tres alternativas muy mencionadas en los círculos mediáticos estadounidenses estos meses: Gretchen Whitmer, Gavin Newsom y J. B. Pritzker. Aunque no sin antes aportar un poco de contexto al debate sobre si proponer una alternativa a Biden es el camino más sensato para los demócratas.
¿Es cabal buscar una alternativa a Biden?
Las preferencias de los votantes a estas alturas de la contienda parecen claras: mayorías notables no quieren a Biden como candidato. Tampoco a Trump, por mucho que ambos candidatos en 2024 lideren las encuestas en las elecciones primarias de sus respectivos partidos.
La cuestión es qué pasaría si un candidato con suficiente dinero y popularidad saliera a la palestra a desafiar a Biden a estas alturas. ¿Sería capaz de anteponerse al presidente? Y si lo consigue, ¿cuál sería el coste? Hay varios factores a tener en cuenta:
- Abrir un proceso de primarias competitivo dividiría a los demócratas en un momento en el que los republicanos se deciden entre Trump y sus rivales.
- El establishment demócrata e incluso la izquierda del partido han mostrado su apoyo a Biden pese a las dudas internas que flotan por Washington D.C. Cualquier posible rival debería contar con un consenso importante si quiere siquiera suponer un reto para Biden.
- El plazo para inscribirse en las primarias que se empiezan a celebrar en los estados este enero se está acabando. De hecho, hay estados cuyas fechas límite son este mismo octubre.
Tampoco ayuda que el historial de presidentes que optaron a la reelección y tuvieron que enfrentarse a primarias competitivas es, cuanto menos, malo.
- Lyndon B. Johnson, Gerald Ford, Jimmy Carter y George H.W. Bush tuvieron todos primarias competitivas en campaña de reelección.
- Todos salvo LBJ, que se retiró antes de pasar por unas primarias difíciles, ganaron a sus rivales de partido, pero perdieron después en las generales.
Todos esos presidentes tienen historiales peculiares difícilmente comparables con la situación de Biden. Y de hecho, ejemplos recientes no hay ninguno. Pero los partidos quedaron escarmentados de no repetir esa estrategia y cualquier atisbo de una repetición de la misma genera el mismo terror.
¿Y si Biden dimite?
Incluso en el caso de que Biden dimitiera para dejar hueco a otro candidato más joven (y popular) para 2024, el camino tampoco sería mucho más sencillo.
- Kamala Harris probablemente intentaría ser la candidata demócrata, pero su baja popularidad también genera preocupación entre las élites del partido.
- Es decir, que la vacante sería una llamada a la carrera para políticos con ambiciones presidenciales, no precisamente pocos en la bancada demócrata. Y un plantel numeroso alargaría el proceso de primarias, provocando más enfrentamientos internos.
- Incluso si aparece un candidato salvador que logre un apoyo generalizado en el partido, el tiempo de maniobra es muy corto como para que esa opción pueda considerarse como realista.
- Ni qué decir tiene que cualquier nuevo candidato deberá pasar por un tipo de escrutinio brutal, con todo el foco mediático nacional sobre su figura. Y si ese escrutinio revela una polémica que los demócratas no tuvieron tiempo de proteger, la debacle podría ser catastrófica.
En definitiva, la opción de que los demócratas encuentren y aúpen a una alternativa a Biden antes de las primarias de 2024 es poco probable, poco realista y muy arriesgado. Pero hasta aquí hemos llegado, ¿no? Por tanto, es hora de considerar a tres alternativas factibles (dentro de lo poco factible).
Las alternativas a Biden en 2024
Para la elaboración de este pequeño podio, he tenido en cuenta varios factores:
- Reconocimiento nacional y popularidad estatal.
- Posibilidad de conseguir apoyos y dinero.
- Consenso mediático en que están dispuestos a aceptar el reto presidencial.
Por el camino he descartado algunos candidatos sonados que merecen mención especial:
- Pete Buttigieg, secretario de Transporte, debería abandonar su puesto en la Administración del mismo Biden y solo ese movimiento ya sería muy polémico. Sus números entre minorías o la desidia que le deben desde la izquierda tampoco ayudan.
- Josh Shapiro, gobernador de Pennsylvania, ganó sus primeras elecciones al puesto ejecutivo estatal hace solo un año. Es demasiado pronto para él.
- Jared Polis, gobernador de Colorado, todavía no ha logrado la atención mediática nacional que se le requeriría a un candidato de consenso.
- Y Kamala Harris, vicepresidenta y alternativa más evidente, tiene índices de popularidad paupérrimos, muchas veces incluso más bajos que los del propio Biden.
J.B. Pritzker, gobernador de Illinois
Lidera un estado muy prodemócrata desde 2019 y mantuvo sus números en la reelección del año pasado pese a que era una cita más complicada de lo habitual para los demócratas. ¿Y por qué está en la lista?
- Es multimilmillonario. Sí, multi MIL millonario. Lo es gracias -en gran parte- a ser miembro de la familia Pritzker, dueña de la cadena de hoteles Hyatt. Tener mucho dinero es una gran plataforma de lanzamiento para cualquier candidato a la presidencia.
- Es muy progresista, habiendo aprobado una subida del salario mínimo hasta los 15 dólares por hora, la legalización de la marihuana recreacional o la prohibición de las armas de asalto. Eso significa que contaría con el apoyo del ala izquierda del partido, ayudando a unir a los demócratas.
- Es carne de memes.
Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan
Ganó en 2018 en un estado que Trump había ganado solo dos años atrás. En su reelección, el partido demócrata arrasó en Michigan, apartando a los republicanos de todas las instituciones ejecutivas y logrando mayorías en ambas Cámaras legislativas. ¿Y por qué está en la lista?
- Trump la criticó duramente en la era covid e incluso se desmontó una trama para secuestrarla, cuando sus medidas restrictivas para frenar la pandemia le granjearon una fuerte oposición conservadora. Ambos frentes le hacen contar con más simpatías entre un amplio espectro de votantes.
- Es mujer, un aspecto no precisamente baladí teniendo en cuenta que son las mujeres quienes permitieron que Biden ganara las elecciones de 2020. Desde la decisión del Supremo en 2022, se ha convertido en una de las mayores defensoras del acceso al aborto.
- Es cercana al equipo del presidente. Es copresidenta de la campaña de reelección de Biden en 2024 y fue considerada como candidata a la vicepresidencia hasta que fue elegida Harris. Quizá eso la descartaría como alternativa a Biden, pero la pone por delante si él y Harris se desmarcan.
Gavin Newsom, gobernador de California
Lidera el estado más poblado del país, aunque también uno de los más progresistas. Logró resistir unas elecciones que buscaban su destitución y se ha consolidado como un gobernador popular.
- Es relativamente joven (55 años) y alto (1,91 metros), dos parámetros prototípicos de lo que es un presidente estadounidense si uno se ciñe al historial. Ningún presidente desde Harry Truman (1945-1953) medía menos de 1,76, la estatura media en España.
- Es un candidato en la sombra, como lleva demostrando desde hace años recorriendo el país en apoyo de otros demócratas o en contra de políticos republicanos. Eso le da un perfil nacional difícil de batir para candidatos que empiecen más o menos de cero.
- Tiene cercanía con los círculos de Hollywood y Silicon Valley, ambos en California e importantes fuentes de recursos demócratas para campañas políticas. Si quiere dinero, puede pedirlo ahí.