Fue el 3 de mayo del año pasado cuando, ante la imposibilidad de lograr la investidura de un presidente en el plazo de dos meses desde el intento fallido que protagonizó Pedro Sánchez tras los comicios del 20 de diciembre de 2015, las Cortes se disolvieron automáticamente y se convocaron las elecciones del 26 de junio.
Por tanto, Rajoy tendrá a partir de este miércoles la facultad de llamar a las urnas, aunque fuentes del Gobierno aseguran a Efe que no tiene la más mínima intención de hacerlo porque no hay razones para ello, porque debe primar la estabilidad y porque anhela que se pueda agotar la legislatura. Que eso se consiga interpretan que puede ser sinónimo de crecimiento económico y creación de empleo.
Consideran que son plenamente válidas las palabras del presidente en las que, tras aceptar el encargo del Rey de intentar su investidura, dijo que ni se le pasaba por la imaginación convocar de forma anticipada unas elecciones y que su aspiración era liderar un Gobierno estable que durara cuatro años.
Una importante etapa para ello llegará esta semana al Congreso con el debate de las enmiendas de totalidad presentadas por los grupos parlamentarios al proyecto de ley de presupuestos generales del Estado para este año.
Una vez conseguido el respaldo de Ciudadanos y Coalición Canaria para rechazarlas, al Gobierno sólo le falta ultimar un acuerdo con el PNV para conseguir que las cuentas del Estado sigan su tramitación parlamentaria.
Después llegará el debate y votación de todo el dictamen, y ahí el Ejecutivo debe contar con algún respaldo más y espera que sea posible sumar al diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo.
Pero no descarta, incluso, que haya apoyos puntuales de los socialistas a algunos de los apartados del proyecto de ley.
"Si se aprobaran los presupuestos, sería un motivo más para pensar en la posibilidad de una legislatura larga, pero su rechazo tampoco tendría por qué traducirse en elecciones anticipadas cuando se consiguió ya un significativo acuerdo para el techo de gasto", señalan las fuentes citadas.
Y consideran que no tiene sentido hacer cábalas ahora sobre la posibilidad de aprobar los presupuestos de 2018 que el Gobierno deberá presentar a la vuelta del verano.
Máximo respeto. Eso es lo que el Ejecutivo repite una y otra vez ante otro hito político de este año como es la elección en primarias por parte de los socialistas de quién será su próximo líder.
En el Gobierno existe el convencimiento de que, sea quien sea el que acceda a la Secretaría General del PSOE, no será fácil la relación durante la legislatura, pero reconocen que los precedentes de Pedro Sánchez pueden añadir un plus de dificultad.
No obstante, se rechaza también ligar esa hipotética designación frente a la candidatura de Susana Díaz con un adelanto electoral.
Un adelanto que subrayan que no casaría tampoco con la necesidad de un Gobierno estable que haga frente a los pasos que pretenden seguir dando los independentistas catalanes.
En Moncloa se asegura que "Rajoy se ve con fuerza" y que el presidente apela a la tranquilidad ante la sucesión de noticias de las últimas semanas relacionadas con casos de corrupción que afectan a dirigentes del PP y ante el hecho de que tenga que declarar como testigo en el caso Gürtel.
En sus manifestaciones públicas sobre esos casos ha puesto en valor que sea ahora, con un Gobierno del PP, cuando se están condenando las prácticas corruptas y ha instado a dejar trabajar a los jueces y a no distraerse de lo que considera lo más importante: la consolidación de la recuperación económica
En el Gobierno tampoco hay la más mínima preocupación por el anuncio de Pablo Iglesias de presentar una moción de censura contra él, máxime tras la respuesta negativa que ha recibido por parte de otros partidos.
Rajoy, aseguran, mantiene su idea de que las dificultades que a priori presenta esta legislatura por la falta de una mayoría clara, pueden convertirse en una oportunidad para llegar a acuerdos de prolongada duración y esa es una razón más para no adelantar las elecciones.
Pero el Gobierno recalca al mismo tiempo que la estabilidad que puede permitir una legislatura larga no es sólo responsabilidad del Ejecutivo, sino también de la oposición.
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