Anabel Cano, víctima de los cribados de cáncer en Andalucía: "Sufro mucho dolor y solo me adelantan la cita cuatro días"

Es uno de los rostros del año. Sus gritos en el Parlamento de Andalucía dirigidos al presidente de la Junta y su posterior protesta junto a otras afectadas por el retraso en las pruebas diagnósticas que han desarrollado cáncer de mama le han hecho ser una de las caras visibles de la crisis de los cribados que ha sacudido el Gobierno de la Junta en los últimos meses. Anabel Cano, sevillana de 52 años, se colocó hace dos semanas a las puertas del hospital Virgen del Rocío de Sevilla para pedir una cita urgente con el área de oncología.

Pese a que necesita sesiones de fisioterapia oncológica, el Servicio Andaluz de Salud le dio “cita urgente” para el 20 de enero. Ahora, tras varias reclamaciones y después de presentarse a diario en el hospital, ha conseguido que le adelanten la cita cuatro días (para el 16 de enero). Todo lo que intenta hacer “se convierte en una tortura” por las secuelas de su operación y el dolor que sufre, asegura en esta entrevista.

La voz de Anabel, cuya mamografía salió a la luz en una sesión de control de octubre para reprochar la gestión sanitaria del PP en la Junta, ya retumbó en el Parlamento andaluz a finales de noviembre, cuando se dirigió directamente al presidente con estas palabras: “Juanma, me habéis arruinado la vida, estoy muerta en vida”.

Su caso se inició en noviembre de 2023 cuando se hizo una mamografía rutinaria al haber cumplido 50 años: “Me dijeron que me llamarían si veían algo y, como no me llamaban, me olvidé del tema, y un año después me avisaron para hacerme una mamografía y una ecografía. Extrañada por la cita, acudió a hacerse ambas pruebas. Le parecía extraño que solo le exploraran el pecho derecho, hasta que un radiólogo le dijo ”que estábamos a tiempo“, un profesional que ”se portó como deberían portarse los políticos“. Tres meses después, y después de 14 desde que se hizo la mamografía, le confirmaron que padecía cáncer de mama, más de un año después de la primera prueba, la que estuvo perdida varios meses. La mastectomía la dejó sin toda la movilidad y con fuertes dolores en su brazo derecho, pero para su cita preferente aún le quedan una semanas.

¿Qué tramites ha hecho desde que el 15 de diciembre comenzó su protesta ante el hospital?

He estado yendo diariamente al hospital, donde he puesto dos reclamaciones y la verdad es que creo que he conseguido adelantar cuatro días la cita porque el chico de la ventanilla estaba desesperado y he sido muy pesada. 

Usted está en un grupo de WhatsApp donde hay más de 300 mujeres afectadas por los retrasos que han desarrollado cáncer, aunque el presidente de la Junta dijo que solo había unas 23, el 1% de las afectadas en total.

Juanma Moreno dijo que éramos 23, pero a día de hoy somos 306. Hasta aquel día -el 15 de diciembre- éramos 300. Lo que está pasando es para flipar.

¿Cómo se puede resumir lo que está pasando usted por el retraso en el diagnóstico?

Sigo sin dormir, sigo sin vivir, porque es increíble todo lo que tengo en mi brazo. Se me está llenando de líquido otra vez y tengo unos dolores insoportables, pero no consigo que me vea el fisio. Sufro esos dolores y solo me han adelantado la cita cuatro días, y mi médico la pidió urgente. Voy a tener que volver a mi fisio privado, aunque no puedo ir como iba antes, porque no tengo dinero para eso. 

Porque no solo se trata, parece, de tener un diagnóstico tardío.

Todo no se queda el cribado, porque luego hay radiólogo, cirujano, mamografía, ecografía, y también hay que meter que no hay fisio ni hay rehabilitadores. Y seguimos con las consecuencias que me está produciendo, porque tengo una tendinitis muy dolorosa, y estos desesperada, amargada y con ganas de no vivir, porque es tremendo. 

¿Tiene ganas de seguir peleando?

No sé si si esto es normal o no es normal, si en esto hay que seguir peleando, seguir manifestándonos, seguir protestando, que es lo que deberíamos hacer todos, porque, como yo, hay muchísima gente. Pero, bueno, seguiré luchando como hasta ahora y seguiré yendo y a ver si consigo que me adelanten la cita, pero lo veo más negro que el carbón.

¿Qué explicación le dan para que una cita urgente se la den para más de un mes y medio desde que la pidió el médico?

Lo que me dicen es que no hay fisio ni rehabilitadores, y que no hay hueco. Yo sé que el chaval no tiene culpa -el encargado de ventanilla-, pero como yo le digo: “es que es usted el que da la cara”. Y si no hay, tendrán que hablar con quien sea o decirle al médico que a mí me mandó preferente el cirujano, y es que no vivo, pero nada. 

A diario me dicen que no hay cita, que tampoco hay rehabilitadores ni fisio, que hay dos médicos. Me dijo que eran dos médicos, una que pasa a la semana, los viernes, que es con la que me ha puesto a mí y otra que pasa cada dos semanas. Son dos médicos, solamente fisios y ahora ella es la que te tiene que derivar a rehabilitador. Pero claro, si no hay rehabilitadores, por mucha gente que vean, no me podrán derivar. Ha llegado a un punto el tema que cada vez que me ve llegar, antes de darme los buenos días, me dice que no insista.

¿Desde cuándo vive esta situación?

El 28 de noviembre me derivó mi cirujano con cita preferente al fisio para rehabilitación. Vio que no tenía movilidad en el brazo. A partir de ahí, repito, fue el 28 de noviembre, nada. Estamos ya casi a final de diciembre y siguen con que tiene que ser para enero porque no puede ser antes.

Usted era limpiadora del propio hospital Virgen del Rocío, ¿ha podido volver a trabajar?

No solo no he podido sino que me estoy encontrando con la nefasta burocracia de la Junta de Andalucía en todas las puertas a las que llamo. El pasado 24 de diciembre tenía que recoger mi parte de baja, y me dijeron que tenía que ir el 29. Encima, tuve parte de mi tratamiento el día 23, y se suponía que tenía que estar a las 8:00 de la mañana allí, después de una resonancia magnética con contraste, y estuve en el hospital tres horas y llegué a mi casa reventada.

Al final, mi hija se plantó allí a las 7,00 de la mañana, y detrás de ella había ocho personas más, todas mayores. Cuando llega al mostrador le dicen que tiene que volver a las 10.00 en el mismo orden de la cola. Es indignante. Yo creo que al final no me voy a morir del cáncer, me voy a morir de un infarto, porque da miedo soportar lo que estamos soportando con lo que es la sanidad y la gestión.