Otro año más en el que el sanchista Luis Planas siguió sin dar la talla
Durante el año que está a punto de finalizar ha continuado el declive del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, así como la pérdida de su peso político, una tendencia que se ha mantenido desde que llegó al poder el sanchismo, con Luis Planas a la cabeza, uno de los cuatro ministros que acompaña a Pedro Sánchez desde que este entró en la Moncloa. Desde entonces el campo español ha protagonizado las dos oleadas de movilizaciones más importantes en lo que va de este siglo. Planas, que aspira ahora a ser el ministro de Agricultura que más tiempo ha ocupado este puesto desde el fin del franquismo, ha mantenido durante los últimos 12 meses la misma tónica que a lo largo de su dilatada carrera política: ponerse de perfil y dejar que los problemas, o se pudran, o se solucionen ellos mismos. Un ejemplo claro de lo anterior es lo que ha pasado con los asuntos de sanidad animal, como la lengua azul, sin que Planas y su equipo, de segunda o tercera división, se pusiesen manos a la obra para asumir las competencias de coordinación que tienen asignadas en la vigente Constitución.
En el panorama agrario sucede lo mismo que con la situación económica en general: según el Gobierno sanchista, la economía va como un tiro o cohete, por lo menos en el plano macro. Sin embargo, a nivel micro de las pequeñas y medianas empresas y en las familias no se nota esa bonanza por la confluencia de diversos problemas. Pues bien, entre una buena parte de los agricultores y ganaderos no se percibe que sean reales los datos sobre la evolución de la renta agraria que presenta el ministro sanchista Luis Planas un año tras otro. Es lo que ha sucedido durante los últimos días cuando se conocieron los detalles de 2025: según el primer avance, esta se ha disparado el 9,7% si se calcula por ocupado en el sector y se acerca al 13% en términos totales. En los ejercicios anteriores también se han registrado incrementos superiores al 10%. Sin embargo, cuando se baja al detalle y se analiza sector por sector, se constata que una buena parte de los agricultores y ganaderos no perciben esa bonanza.
Por ejemplo, este año los cerealistas han vivido una situación catastrófica por la confluencia de unos costes de producción muy elevados y unos precios percibidos muy bajos; son ya varios los años en los que las explotaciones pierden dinero. En el caso del porcino blanco también se ha trabajado a pérdidas durante los últimos meses del año. Otro tanto se puede decir de los cultivadores de arroz, con precios muy por debajo del umbral de la rentabilidad. En el sector del aceite de oliva los precios han sido muy inferiores a los de 2024 y las explotaciones denominadas tradicionales también han entrado en pérdidas. Sin embargo, en las explotaciones más modernas y eficientes no se ha llegado a esta situación crítica todavía, por sus menores costes de producción. La situación en el sector de los cítricos tampoco ha sido como para tirar cohetes a lo largo de este año, lo mismo que en el caso del vino.
En el caso de la ganadería, salvo el ya citado del porcino blanco, la situación de los precios percibidos por los productores ha sido diferente, con precios muy elevados que se han situado en niveles históricos en algunos subsectores. Es lo que ha sucedido a lo largo de los últimos 12 meses en vacuno para carne, en ovino y porcino ibérico. En los tres se han registrado subidas tras subidas hasta alcanzar cifras récord. En los huevos, y debido a la gripe aviar que ha reducido la oferta y al incremento de la demanda tanto interna como externa, también se han alcanzado niveles históricos en el último trimestre del año. En pollo se han registrado buenas cotizaciones en determinados momentos de los últimos meses. Con todos esos datos encima de la mesa, la realidad a pie de campo es muy diferente a la que reflejan las cifras facilitadas por el departamento del ministro sanchista Luis Planas.
Por último, durante el año que está a punto de finalizar, la Comisión Europea ha presentado sus propuestas sobre el Marco Financiero 2028-34, que son muy lesivas para el campo europeo, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. También ha planteado las medidas principales de la futura Política Agraria Común (PAC), que no han cosechado mucho éxito entre los agricultores y ganaderos. Por todo lo anterior ya suenan tambores de movilizaciones en este invierno que acaba de comenzar.